Un mundo en peligro está en nuestras manos

24/03/2020

Por Arturo Granados

“… los brotes han ido en aumento en las últimas décadas y el espectro de una emergencia sanitaria mundial se vislumbra peligrosamente en el horizonte… nos enfrentamos a la amenaza muy real de una pandemia fulminante, sumamente mortífera, provocada por un patógeno respiratorio que podría matar de 50 a 80 millones de personas y liquidar casi el 5% de la economía mundial. Una pandemia mundial de esa escala

sería una catástrofe y desencadenaría caos, inestabilidad e inseguridad generalizadas. El mundo no está preparado”. Un mundo en peligro. Informe anual sobre preparación mundial para las emergencias sanitarias. Setiembre 2019, OMS-BM.

 

La Junta de Vigilancia Mundial de la Preparación ante emergencias sanitarias mundiales (GPMB), cofundada por la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial en mayo del 2018, elaboró un informe que representa bien su espíritu de proporcionar evaluaciones y recomendaciones lo más francas y sinceras posibles. GPMB señala que estamos ante una era marcada por una mayor y recurrente aparición de brotes de consecuencias nefastas y propagación potencialmente rápida, resaltando que éstos serán progresivamente más difíciles de gestionar, basado en el análisis y seguimiento de 1483 brotes epidémicos en 172 países (2011 y 2018)  de  enfermedades potencialmente epidémicas como la gripe, el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), el ébola, el zika, la peste o la fiebre amarilla, por citar algunas. Además, añade que los pobres pagarán las mayores cuentas y que todas las economías son vulnerables.

¿Es el COVID 19 la pandemia que los expertos vaticinaban atacaría el mundo en gran extensión y mortandad, cuya variable a despejar era cuándo?  Aún no lo sabemos. Expertos me comentaban que se esperaba un virus de alta letalidad, pero nos encontramos ante uno más bien de alta infecciosidad. El mundo está frente a una pandemia cuya forma de producir muertes se basa en la alta capacidad de infección y en saturar los sistemas de salud. Es un virus que, si la sociedad se lo permite, basa su letalidad en la destrucción del sistema de salud.

¿Qué ha funcionado o cuáles son las mejores prácticas hasta el momento para defendernos del COVID 19? Las experiencias de Taiwán, Hon Kong, Japón y Corea del Sur [1] nos muestran 5 estrategias que están funcionando: (i) Pruebas, pruebas y más pruebas. Si sabemos cuántos se han enfermado, quiénes son y dónde están “evitaremos estar a ciegas”. (ii) Aislar a los contagiados en clínicas u hoteles de cuarentena, y rastrear a potenciales contagiados, evaluarlos y aislar a los positivos. (iii) Preparación y reacción rápida ante el brote, con capacidad en detección y aislamiento. (iv) Distanciamiento social. Una vez que la enfermedad entra al país las medidas de contención son insuficientes, se debe ingresar a la disminución abrupta de los contactos sociales, mientras más rápido, mejor. Aquí el tiempo es la medida del éxito. (v) Promover medidas de higiene. El lavado de manos con agua y jabón, además de otras medidas de limpieza, ha demostrado ser un arma decisiva para no enfermarse y no contagiar a los demás.

«No puedes combatir un virus si no sabes dónde está. Eso significa una vigilancia robusta para encontrar, aislar, probar y tratar cada caso, para romper las cadenas de transmisión” ha señalado con claridad Tedros Adhanom (OMS) y ha llamado la atención, en estos días, sobre la necesidad de no retroceder en la detección de casos, así como fortalecer la capacidad de atención de los sistemas de salud, atendiendo a todos más allá de las fuerzas disponibles. Lo que quiere decir, en pocas palabras, que los dilemas de a quién ayudar a vivir y a quién no, son inaceptables, aunque lo cierto es que si no se corta la transmisión no hay sistema sanitario en el mundo que aguante la presión. Los estándares mundiales de UCIS por cada cien mil personas se han quedado cortos en países con sistemas de salud modelos.

Tomas Pueyo lo ha señalado con crudeza “Nos enfrentamos a una ola de presión sobre nuestro sistema sanitario nunca vista en la historia. No estamos preparados para esto… Imagínate tener que enfrentarte a tu peor enemigo, del cual conoces muy poco, y tener dos opciones: correr hacia él o escapar para ganar un poco de tiempo y poder prepararte. ¿Qué opción elegirías?” [2].

Un sistema de salud desbordado aumenta la mortalidad del COVID19 y, probablemente también, de cualquier otra futura pandemia. Si el sistema de salud falla en la respuesta y atención de casos, la mortandad será mayor, si este se prepara para los ataques epidémicos deberá ser fuerte, con altos niveles de capacidad hospitalaria y gran capacidad de trabajo en el primer nivel para que las personas aprendan las prácticas de cuidado, así como en las estrategias de comunicación social efectivas. Además, el mundo deberá desarrollar la capacidad de la economía de moverse en intermitencias, en ciclos de prendido y apagados armónicos, como parte de una capacidad de resiliencia societal sin paralelo en la historia.

GPMB propuso 7 medidas para enfrentar las epidemias y las pandemias. (i) Los jefes de gobierno deben comprometerse e invertir, (ii) Los países y las organizaciones regionales deben dar ejemplo, (iii) Todos los países deben construir sistemas sólidos, (iv) Los países, los donantes y las instituciones multilaterales deben prepararse para lo peor, (v) Las instituciones financieras deben vincular la preparación con la planificación de los riesgos económicos, (vi) Las entidades que financian la asistencia para el desarrollo deben generar incentivos e incrementar el financiamiento para la preparación y (vii) Las Naciones Unidas deben fortalecer los mecanismos de coordinación.

A estas alturas del desarrollo de la pandemia, el mundo sí sabe qué hacer, pero no está preparado. Tiene alternativas de combate que son básicamente la mitigación y la supresión, y en ambos casos existen simulaciones sobre las curvas de la enfermedad, pero no tiene la capacidad de modular la respuesta social y económica que suponen. Al mismo tiempo, sabemos que las medidas para cortar la cadena de transmisión nos permiten ganar tiempo para fortalecer el sistema de salud para evitar que colapse, porque en ese escenario tendremos muertes colaterales por otros casos que serán desatendidos.

Estos días escuché al buen Dr. Oscar Ugarte decir que esta crisis es una oportunidad. Y lo es para asumir en serio el fortalecimiento de nuestro sistema de salud y evitar lo que GPMB advierte “Durante demasiado tiempo hemos permitido que se suceda un ciclo de pánico y abandono en las pandemias: prodigamos esfuerzos cuando surge una amenaza grave y nos olvidamos rápidamente cuando la amenaza remite. Ha llegado el momento de actuar”. La humanidad no espera que no nos equivoquemos, necesita que aprendamos y actuemos en consecuencia, porque el mundo en peligro está en nuestras manos.

Nota de autor: No es que no vuelva porque te he olvidado, es que hay una pandemia que corta los caminos, vuela los puentes, azota el amor, y hace que te siga de lejos. Hoy no hay camino de regreso hacia tus manos tibias, arrugadas y vívidas. Espero, después de ésta, volver a ver tus ojos chispeantes de 92 abriles y tener la confirmación de que estamos siendo capaces, mamá.

[1] Coronavirus: 5 estrategias que están funcionando en los países que han logrado contener los contagios de covid-19 https://twitter.com/bbcmundo/status/1240427531356037127?s=12

[2] Pueyo, Tomás. Coronavirus: el martillo y el baile. https://www.pagina12.com.ar/254426-coronavirus-el-martillo-y-el-baile