Para enfrentar el COVID-19
14/03/2020
El viernes 6 de marzo el Presidente Vizcarra anunció al país el primer caso positivo para el COVID-19. Aun cuando la noticia era absolutamente predecible, significó una súbita dosis de realidad. Una semana después se han analizado 1,232 muestras, confirmándose 38 casos positivos: 32 en Lima, 2 en Huánuco, 2 en Arequipa, 1 en Cusco y 1 en Ica. Lamentablemente, sólo podemos esperar que las cifras sigan incrementando.
La noticia nos impactó sobremanera porque, fruto de la interconexión y el hiperrealismo, habíamos visto como el virus tomaba por asalto y sin resistencia al mundo entero, potencias incluidas. Los medios anunciaban crecimientos exponenciales, geométricos. En Italia el 31 de enero se detectaron los dos primeros casos. Un mes después, eran 1,694. Al 14 de marzo son más de 17,760 . En España el primer caso se detectó el 1 de febrero, casi al mismo tiempo que en Italia. Un mes después eran 84. Al 14 de marzo son más de 5,700 los contagiados. El desconcierto agobia. Si así es en las potencias, ¿qué puede pasar en Perú?
Pero hay que tener cuidado con las cifras, porque la propagación del virus responde a criterios complejos y si bien pueden ser exponenciales al inicio, la propagación depende de las condiciones de la geografía específica. Entonces, aun cuando la tasa de contagio se estima entre 1,5 y 2,5 personas por cada caso, el número de afectados puede evolucionar menos dramáticamente si se implementan medidas preventivas y de contención robustas como el aislamiento, la práctica continua de desinfección, lavado de manos y el distanciamiento social.
Entonces, es cierto que la situación del mundo es compleja, pero por eso mismo, debemos actuar con decisión, criterio y responsabilidad. En especial nuestro gobierno, porque de este depende el resultado final. Es claro que la agenda política cambió radicalmente. Para éste muy poco importará en 2021 la reforma política y de justicia. Su actuación frente a esta enfermedad será su legado y esos temas se recordarán, si y sólo si, sale victorioso de la crisis.
Hasta la fecha las medidas que se han tomado van en el camino correcto para salvar vidas y recuperarnos rápido posteriormente. Parecen medidas duras, pero son necesarias. En términos económicos, Nouriel Roubini decía acertadamente que esto era un dilema de política pública : “la contención menos agresiva provoca una menor paralización de la actividad económica a corto plazo, pero conduce a una pandemia más grande y un mayor daño económico con el tiempo. La contención más agresiva daña la economía más inicialmente, pero puede conducir a una recuperación más rápida a medida que la pandemia alcanza su punto máximo antes”. Eso es válido y podrá entenderse posteriormente sólo si coincide con más vidas salvadas y parece que es el caso.
Hoy el Estado hace lo que puede y debe en las condiciones en que estamos. El precario sistema de salud es un legado desastroso del fracaso político-institucional del país. Sin embargo, esa consideración no exime al gobierno de abordar el reto con el máximo de su atención y capacidad. No tiene otra opción. Hay vidas de por medio. Especialmente de la población más vulnerable.
Un tema especialmente importante para enfrentar el reto será la configuración de los acuerdos institucionales o gobernanza estratégica. Inicialmente la institución que lideraba la acción de gobierno era únicamente el Ministerio de Salud. Sin embargo, con la finalidad de conducir las labores multisectoriales de coordinación y articulación en la prevención, protección y control de la enfermedad, se dispuso la creación un grupo de trabajo integrado por todas las ministras y ministros con competencia para la atención, prevención y control del coronavirus .
La conformación del grupo de trabajo parece responder a consideraciones de organización absolutamente necesarias. Sin embargo, será importante que nuestras autoridades sean sensibles a algunos aspectos relevantes para su buen funcionamiento. Entre otros, podemos resaltar los siguientes:
Complejidad
Es esencial que las ministras y ministros reconozcan que este es un problema complejo. Es decir, compuesto por múltiples variables en constante interacción y retroalimentación, incluso, algunas conocidas y otras desconocidas. Esto significa que no podemos enfrentar el problema con las reglas de juego tradicionales. Se requiere flexibilidad y rapidez, lo que no está divorciado de lo transparente y honesto. Requerimos un Estado poco burocrático, proactivo y creativo. Un Estado con un accionar distinto, no sujeto al formalismo inútil. En estado de excepción priman los fines, no los medios. En una crisis extraordinaria se requieren acciones de estado decididas y razonables (Sí, Contraloría, ¡esto te incluye!)
Complementariedad
La Comisión es una relación de organizaciones diversas que deben trabajar en el marco de sus competencias, pero articuladamente, como un gran organismo unitario. Deben operar con reglas de juego claras y precisas. Y todas deben entenderlas, todas deben hablar el mismo idioma. No pueden suscitarse acciones neutralizadoras. Se requiere acción uniforme y decidida. Son un equipo, no compartimentos estancos. En su actuación la complementariedad significa liderazgo bajo una visión unificadora, reconociendo competencias y funciones distintas. Debe existir un vocero político que genere consensos con organizaciones civiles, empresa privada, medios. Además, está lo técnico. Los médicos deben informar de forma clara y transparente. Si no lo hacen ellos, alguien más lo hará (de hecho, ya está sucediendo). El Ministerio de Economía, de Trabajo y Promoción del Empleo deben actuar sin dudar para viabilizar toda medida que facilite la contención. El criterio económico es gastar para contener. El debate del crecimiento debe posponerse.
Crisis de gestión, no un acto de Dios
El Gobierno debe entender que esta es una crisis distinta. Porque aun cuando surge de un evento global, natural e impredecible; no será evaluado con esas etiquetas. Será evaluado como una crisis de gestión gubernamental porque para la población el peligro está asociado al sistema de salud y, por ende, a un evento prevenible. Sí, es injusto para el gobierno. Pero lo justo no siempre es lo real. Y en este caso, el gobierno asume el pasivo republicano de un sistema de salud paupérrimo. Entonces, en momentos de crisis como este hay que actuar. Lo más importante es salir de la crisis. Y para eso debe intervenir todo el país. Sociedad civil, sector privado, academia. Es recomendable que se actúe como un todo. El sector privado debe asumir responsabilidades. Aquellas que puedan ser más rápidamente asimilables, ya sea con sus trabajadores, como directamente en el problema. Se requieren licencias con goce de haber, trabajo a distancia, aseguramiento de la cadena logística de primera necesidad. No es momentos de mezquindades (vacaciones). Pero se necesita también que el sector privado -ligado a la salud- participe en la solución del problema. Ya sea potenciando el número de pruebas, facilitando sedes para aislamiento, seguimiento y control. Aquí el sistema de salud debe integrarse. Después discutiremos la asignación de costos. Lo público y privado se desvanece en una situación de catástrofe. Si no se entiende, asumiremos las terribles consecuencias.
Firmeza con empatía
En crisis de este tipo, en las que hay muchas vidas en juego y dónde seguramente habrá pérdidas humanas, se debe actuar con empatía y compasión, pero también con transparencia. Prohibido mentir. Toda vida vale y toda pérdida debe reconocerse como nuestra, pero, además, se requiere contar lo que está pasando porque permite salvar vidas. La estrategia de comunicación en un contexto de crisis tiene un solo objetivo: salvar la mayor cantidad de vidas. Evitemos la tentación de la negación y la asignación de culpas. No es el momento.
Vivimos hoy una situación excepcional. Necesitamos hoy, líderes excepcionales. En el gobierno, en los medios, en el sector privado. Si no estamos y actuamos juntos y decididos, enfrentaremos todos una dura derrota frente a la historia.
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[1] El incremento exponencial es sorprendente en este caso. Después de los dos primeros casos detectados el 31 de enero, el 7 de febrero, se registra un nuevo caso para un total de tres. El 21 de febrero se dieron a conocer 17 nuevos casos para un total de 20. El 22 se sumaron 42 más para un total de 62. El 23, 93 para 155. El 24, 74 para 229. El 25, 93 para 322. El 26, 131 para 453. Y así hasta el 12 cuando se registraron 15,113 casos.
[2] https://twitter.com/Nouriel/status/1236863475944755202
[3] Estos son: la Presidencia del Consejo de Ministros, quien lo preside; la ministra de Salud, el Ministro de Defensa, el Ministro del Interior; el Ministro de Comercio, Exterior y Turismo, el Ministro de Transportes y Comunicaciones; la Ministra de Economía y Finanzas; el Ministro de Educación; la Presidenta Ejecutiva del Seguro Social de Salud; la Superintendente Nacional de la Superintendencia Nacional de Migraciones; el Jefe del Instituto Nacional de Defensa Civil y un representante de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales.