Notas de una elección

31/01/2020

Por Edgard Ortiz

Hablar de política es hablar del ejercicio del poder y una elección es el hecho político por antonomasia. En elecciones los ciudadanos nos pronunciamos sobre cómo se gestiona el poder. Con el voto los individuos nos expresamos y, algunos, ejercen legítima defensa frente al poder. Con el voto emergen las grietas sociales, los deseos y frustraciones. Los resultados expresan el “tiempo político”, brota el subconsciente social. Las elecciones congresales extraordinarias 2020, no han sido la excepción. A continuación, algunas notas de esta elección:

1. Castigo al Fujimorismo (y anexos/comparsas)

Hay que ser muy antipolítico para desperdiciar una oportunidad histórica y resistirse a implementar leyes en favor de todos los peruanos. Porque la política es, en esencia, la generación de consensos. Entonces, la actitud de confrontación del fujimorismo fue pura miopía y mezquindad política. Y como toda acción tiene consecuencia, hasta el 2021, sólo contarán con -máximo- 14 congresistas. Olvidaron que el poder no se destruye, sino que se transforma. Por eso perderán -al menos- 15 congresistas en la sierra norte y centro, 13 en Lima y Callao, 11 en la selva, 10 en la costa norte, 7 en la sierra sur y 4 en la costa sur. Un fracaso total.

Podemos inferir que se beneficiarán de su debacle Acción Popular con 17 congresistas; FREPAP con 13 congresistas; Podemos Perú con 10 congresistas; Somos Perú y Alianza para el Progreso, cada uno con 7 congresistas. Entonces, Fuerza Popular deja de ser el partido que concentra al peruano que resiste al sistema, emprendedor, provinciano, que ansía la obra tangible, la seguridad y honra su tradición. La culpa es sólo de ellos.

Casi una nota a pie de página para el Aprismo y Solidaridad Nacional. Da pena el primero por su historia, seguramente resurgirá si se lo permiten a los jóvenes. Ninguna pena por Solidaridad Nacional. Sin embargo, no hay que descuidar la defensa contra los ataques fanático-religioso.

2. El sur y el miedo irracional – Primer Acuña

El sur es orgulloso y rebelde. Tiene mística propia. Vive otra cultura. Ya sin el fujimorismo como amenaza inminente, no necesita endosar candidatos ajenos y se siente libre de expresarse nuevamente. Si antes se veía reflejado en Verónika Mendoza, hoy, ante la alianza con Cerrón, prefiere el espejo de otro Humala. Por eso, es probable que Mendoza no sólo no pase la valla, sino que, incluso de lograrlo, pierda al menos, 9 congresistas a Unión por el Perú. Ni siquiera en el Cusco lograría un congresista. Poco importa el Andahuaylazo, total, el sur entiende que hay que ser drásticos con los que amenazan su forma de vida. Porque nadie les regala nada.

En teoría de juegos se considera racional a toda persona que hace lo que cree beneficia su propio interés. [1] Dicho interés se alimenta de las expectativas generadas y, para gestionarlas, es vital manejar la agenda. Si tomamos estos conceptos prestados, es claro que el sur vota siempre racional. Porque el Perú vive ignorándolo, entonces, su voto es la expresión más lógica para lograr el cambio. Sus expectativas las alimenta el candidato que, en el momento, representa el cambio total. Y la única manera de manejar la agenda, es cada cinco años. Entonces, nada de qué sorprendernos, ni alarmarnos. El voto del sur es coherente y lógico, siempre lo ha sido.

Bonus track para Virgilio Acuña. Vocero de Antauro Humala. El alcance geográfico del clan se amplía. Primero fue el norte. Ahora acceden al sur. ¿Estrategia de tenazas? Quién sabe. Ellos sí.

3. APP Nacional – El segundo Acuña

La imagen que invoca César Acuña es la del peruano emprendedor. Aquel que enfrenta la informalidad y goza de los beneficios residuales del modelo. Genera empatía con el provinciano que se adueñó de la ciudad. Del que es discriminado por cholo y bruto. Se le vio con desdén, pero ahora su partido ya no es sólo de la costa norte. Ahora es nacional y ha ganado representación en costa, sierra y selva.

Sus formas son la política como anti política. Sin ideario, sin estructura, originada en el mercantilismo, conviviendo con la informalidad. Si la democracia es representativa, este partido nos representa como nación. Y con todas sus deficiencias, ha sido el dique de contención de un humor popular en deterioro. Si queremos entender por qué el país aún no es todo de izquierda, empecemos mirando aquí. Porque representa la esperanza chola de un modelo liberal-mercantil.

4. La multiplicación de los peces

El FREPAP es un partido que representa lo rural. Donde lo importante es Dios, comunidad y familia. Son muchos clanes desconcentrados. Es un APP marginal. En la campaña fueron metódicos y articulados. Hicieron la tarea y la hicieron bien. La verdad, no piden mucho y si no leyeran al autor, sus propuestas podrían pasar por las de Acción Popular o el Frente Amplio: eliminación de la inmunidad parlamentaria; renuncia y revocatoria de congresistas; instalación del Instituto de Investigación Agraria en cada provincia; asignación del sueldo mínimo a alcaldes de centros poblados; ley para impuesto a la riqueza; curso de ética en los niveles de primaria y secundaria; reducción de jornada de 48 a 44 horas, sin reducción de salario; libre desafiliación de las AFP; fiscalización e impulso a la comercialización de genéricos; reforma de Ley Orgánica de Elecciones para que agrupaciones políticas reporten periódicamente sus gastos de campaña; nuevo marco legal para las contrataciones del Estado mediante APP. ¡Compro!

Aunque los WhatsApp reventaron el domingo maldiciendo a Vizcarra por el nuevo radicalismo evangélico, izquierdista y mesiánico, creemos que no puede asociarse automáticamente este partido a los de izquierda. Tampoco puede darse una asociación facilista con el fujimorismo. De hecho, el FREPAP ya deslindó ante el apuro (inteligente) de Martha Chávez. Es más probable que esta bancada tenga una agenda provinciana asimilable a la agenda del Poder Ejecutivo. ¡Atentos en Palacio!

5. La verdadera Lima y el General

Si antes al limeño el Perú le resultaba extraño, ahora, ni siquiera Lima reconoce. Si “todos” esperaban una Lima morada, ahora deberán aceptar que hay un nuevo sheriff en el barrio. Es el General Urresti y su ballet. Representa al pendejo que no tiene miedo a pelear con nadie: prensa, mototaxistas, venezolanos. Saca pistola sin miedo. El sí se preocupa. Él se hace cargo y no sale corriendo (sorry morados). Entonces, se entiende su voto masivo, porque muchos sienten que es lo que necesitamos en la verdadera Lima, no en Miraflores o San Isidro, sino donde está la gente. Incluso más allá, en la costa Norte, donde la inseguridad arrecia. ¿Y Luna? Si el General es inteligente (y lo es), lo va a arrimar (mínimo, esconder). Que no sorprenda si defiende a la SUNEDU.

Por su parte, los morados han decantado su verdadero (y mínimo) alcance. Son de Lima y nada más. Su talón de Aquiles es obvio. Liderazgo frágil, indeciso. Son buenas intenciones y sólo eso. Son buenos De Belaunde y Costa, pero son prestados e insuficientes. El Estado es grande y complejo. El país anhela fuerza, orden y decisión. Y el General cuando quiera, los lornea.

6. La paradoja de Acción Popular

Acción Popular es un ganador indiscutible. Nuevamente, sin agenda o líderes (locomotoras), debe sus votos a la ausencia en el debate (felizmente, si nos dejamos llevar por algunas declaraciones de último minuto) y al valor de la marca alejada de la corrupción. Logra absorber el voto de “centro”. Sin embargo, la “guerra civil” interna pondrá a prueba la institucionalidad del partido de cara al 2021. Porque aquí, todos quieren ser presidente. Es que lo huelen tan cerca.

Inolvidables Diez Canseco, Barnechea, Muñoz y Vitocho juntitos en foto celebrando. Son blancos[2] ideales para perder una elección. Racialmente minoritarios, adinerados, símbolos del pasado político. Dejan libre el “centro político” que es el ganador. ¡Atento General! Entonces, su única esperanza es Mesías Guevara (la omisión a Lescano es expresa y voluntaria). Es provinciano y popular. Cerquita a Antauro, pero un poco menos a la izquierda. Lejos de la Lima tradicional, pero no tanto como para asustarlos. A comparación de Antauro, es un liberal.

Pero cuidado, Acción Popular que, si Alianza para el Progreso se decide a gobernar, puede proceder a la inmolación de Acuña y convocar a (un) Salvador. Suena ilógico, pero el vehículo morado está quemado. Entonces, ¿se sacrificarán los cuatro de la foto? Difícil.

7. Epílogo – O un Presidente feliz

¿Y el Presidente? No sabemos, pero es probable que esté tranquilo (en verdad, sonriendo). Seguir la lógica política dio réditos. Se premió la valentía. No dudó en cerrar el Congreso que era clamor nacional. Era insostenible. Y tiene que estar tranquilo porque una coalición de guerra es muy difícil. Todo lo contrario, es altamente probable una coalición de transición (la que siempre quiso). La gente castigó el enfrentamiento, no lo quiere más. Y lo volverá a hacer. Por eso, Acción Popular, Alianza para el Progreso, Partido Morado, Somos Perú, Perú Posible y el FREPAP se moderarán. Ya piensan en el 2021.

El Ejecutivo sabe que hay presupuesto para un nivel de populismo aceptable. Uno que neutralice una ofensiva de radicales de derecha e izquierda en el siguiente congreso. Ya tienen legado (anticorrupción y justicia). Entonces, es necesario pensar en una bancada amiga para el 2021. No es prudente (ni inteligente) salir sin defensa. Se hace lógico pensar en una agenda agraria para FREPAP; un poco de apoyo municipal y regional para Somos Perú; presupuesto y más chauvinismo (y deportaciones) para el General; e, inversión en el legado de Belaunde para Acción Popular. Es necesario contar con amigos. Romper el espinazo político de la última década, no es inofensivo y, mucho menos, sale gratis.

[1] The Predictioneer´s Game. Using the Logic of Brazen Self-Interest to See and Shape de Future. Bruce Bueno de Mesquita. Random House. 2009.

[2] En la acepción RAE: Objeto situado a distancia sobre el que se dispara para ejercitarse en el tiro y puntería, o para graduar el alcance de las armas.