MYPES de subsistencia y nanoempresas en el Perú: el elefante dentro de la habitación

01/07/2020

Por Erick Verano

Decir que el Perú es un país con un tejido empresarial representado principalmente por las MYPE (micro y pequeña empresa) no resulta del todo exacto. Más preciso seria decir que empresarialmente hablando somos un país eminentemente de microempresarios de subsistencia, que emprenden ante una necesidad imperante de ingreso y no necesariamente para aprovechar una oportunidad de un nicho de mercado no explotado. Al menos eso es lo que nos dice el Anuario Estadístico Industrial, MIPYME y Comercio Interno – 2018 [1] que recientemente ha sido publicado por el Ministerio de la Producción.

En dicho informe podemos apreciar que de los 2 millones 221 mil 163 empresas formales que existen en el Perú, una aplastante mayoría son microempresas (95,9%) quedando en ínfimos porcentajes de participación las pequeñas, medianas y grandes empresas. De estas microempresas, la gran mayoría tienen ventas anuales menores a las 13 UIT (menos de 56 mil soles) lo que las clasifica como actividades económicas de subsistencia. Esta última característica relacionada al volumen de ventas, es un requisito incumplido que deja por fuera de los principales programas de apoyo que el gobierno destina a las MYPE, (en financiamiento, asistencia técnica, compras estatales a las micro y pequeñas empresas, etc.) a 1 millón 744 mil 138 microempresas, lo que significa el 78,9% del universo de empresas en el Perú no acceden a estos apoyos gubernamentales.

Fuente: SUNAT, Registro Único del Contribuyente 2018

Pero la suerte no cambia mucho para el resto de microempresas que tienen ingresos por ventas mayores a las 13 UIT y que en el papel son elegibles para acceder a los programas de apoyo ya mencionados, pero que en la práctica no han sido beneficiadas. Tanto en esta situación de pandemia por COVID-19 y anterior a esta coyuntura, el margen de participación de microempresas que podían acceder a un apoyo del gobierno ha sido mínimo si se les compara con las grandes empresas. Por citar un ejemplo de los más recientes, el Programa Reactiva Perú, iniciativa del gobierno para ayudar a los empresarios a cumplir sus responsabilidades económicas otorgando 30 mil millones de soles en créditos con garantía del Estado hasta por un 98%; solo ha beneficiado al 1,6% de microempresas, al mismo tiempo que ha beneficiado al 64% de las grandes empresas [2]. Una gran inequidad promovida por el MEF en un país de por si altamente desigual.

Pero la piece de resistance de toda esta situación, vendrían a ser las nanoempresas, término que es utilizado en otros países latinoamericanos y que se definiría como unidades económicas informales con fines de lucro conformadas por una sola persona (Ljungberg,2014). Lo que en el Perú vienen a ser los millones de peruanos que son trabajadores independientes y para los cuales no se han dado casi ningún tipo de apoyo financiero, de gestión o de cualquier otra índole, para paliar los efectos de la paralización económica a raíz de la pandemia del coronavirus, soslayando el hecho que estas nanoempresas (al igual que las MYPE de subsistencia) están insertadas dentro de muchas cadenas productivas y tienen un aporte considerable al PBI y a la generación de empleo y autoempleo.

Entonces cada vez que el Estado presenta una política o resultado que busque la promoción y el desarrollo de las MYPE, en realidad son medidas que están beneficiando e impactando a las pequeñas empresas (de comercio y servicios en su gran mayoría) y dejan por fuera a la gran mayoría de microempresas (muchas de ellas de subsistencia). Las nanoempresas ni siquiera figuran dentro del discurso oficial del Gobierno.

Todo esto nos lleva a la reflexión que ya es hora de que el Estado, si tiene la real voluntad política de hacerlo, deje de plantear políticas y considerar resultados en una única categoría como lo ha venido haciendo hasta ahora, es decir englobando en un solo grupo a las MYPE (micro y pequeña empresa), cuando lo que en realidad debería hacer es considerar el grupo de las PYME (pequeñas y medianas empresas) y en otro a las NYME (nano y micro empresas) con estrategias y planteamientos diferenciados para cada grupo, a fin que las políticas públicas de desarrollo económico no sigan excluyendo a la gran mayoría de unidades económicas que existen en el país.

El hecho de tener políticas diferenciadas para estos 2 grupos, contribuiría significativamente para el desarrollo del sector privado y de la economía en general. Para el caso de las nano y microempresas las políticas deberían tener la finalidad de ayudar a que estas empresas tengan un camino más claro y den el salto necesario para subir el escalón y convertirse en pequeñas y medianas empresas que es lo que tenemos muy poco (3.7%) y necesitamos más, para generar mayor cooperación vertical entre las empresas (sobre todo en las necesarias relaciones de las grandes empresas con proveedores estables y de calidad) y la cooperación horizontal (esquemas de asociatividad que impactan positivamente en la economía en general).

Esto sin duda alguna requiere un proceso de reingeniería importante en todo el manejo que el Estado viene dándole al sector MIPYME (mediana, pequeña y micro empresa) desde modificar programas presupuestales que tienen requisitos inalcanzables para la inmensa mayoría de microempresas, como tener un volumen de ventas mayores a 13 UIT, lo que no permite que estas empresas puedan acceder a programas y beneficios estatales; hasta adaptar regímenes tributarios para los nuevos grupos propuestos; pasando por agresivos esquemas de compras estatales diferenciados para MYPE (priorizando a las empresas manufactureras por su mayor potencial de generación de empleo) y NYME (incluyendo a las microempresas de subsistencia que casi nunca accedían a los programas de compras del Estado).

Es necesario, con todo lo mencionado, que el Estado deje de fingir que no hay un gran elefante dentro de la habitación y tome el toro por las astas para dar solución al problema que millones de peruanos emprendedores con sus micro y nano empresas han sufrido a raíz de la cuarentena. Solo así será posible una verdadera Reactivación Económica Inclusiva y una Nueva Convivencia Social.

[1] http://ogeiee.produce.gob.pe/index.php/shortcode/oee-documentos-publicaciones/publicaciones-anuales/item/874-anuario-estadistico-industrial-mipyme-y-comercio-interno-2018

[2] https://www.mef.gob.pe/es/noticias/notas-de-prensa-y-comunicados/6432-mef-publica-lista-de-las-71-553-empresas-que-accedieron-al-programa-reactiva-peru-hasta-fines-de-mayo