Moreno y la corrupción en el Callao
13/11/2019
Hace unos días Félix Moreno fue encontrado por la policía en una vivienda de Cieneguilla. El ex Gobernador Regional del Callao se encontraba prófugo desde el 17 de enero, fecha en que el Poder Judicial lo condenó a cinco años de prisión efectiva por el delito de colusión, vinculado a la venta de terrenos del Estado en el fundo Oquendo. No era el único caso por el cual la justicia lo perseguía, ni el único que involucraba a autoridades y funcionarios del Callao.
Moreno y Chimpum Callao
A inicios de 1980, un joven estudiante de la Universidad San Martín de Porres fundó la Unión Estudiantil. Se trataba del hoy preso Alex Kouri Bumachar. Su movimiento estudiantil fue creciendo, componiéndose en su mayoría por militantes del Popular Popular Cristiano (PPC), lo cual le ayudó a tener un rápido ascenso en el Partido: de miembro a responsable nacional del comando estudiantil y, posteriormente, de integrante del Consejo Ejecutivo Nacional a vicepresidente del PPC. A mediados de 1990, fundó Chimpum Callao, como movimiento provincial, y muchos jóvenes del PPC lo acompañaron.
Kouri era amigo de Félix Moreno Roldán, también militante del PPC, cuyo hijo había estudiado medicina y deseaba iniciar su carrera política. De la mano de este movimiento, Félix hijo fue elegido regidor provincial de Callao (1995-1998), alcalde distrital de Carmen de la Legua-Reynoso (1999-2006), alcalde provincial del Callao (2007-2010) y, finalmente, Gobernador Regional del Callao (2011-2018). Una carrera política prolífica, pero plagada de actos de corrupción.
Un “estilo” de gestión
Cuando el Congreso de la República investigó la corrupción en la región Callao —comisión que asesoré de diciembre de 2018 a mayo de 2019—, Moreno tenía varias investigaciones fiscales en curso (la construcción de la Av. Néstor Gambetta y de la Costa Verde, el caso “Oquendo”, la construcción de la sede de Córpac, entre otras), referidas tanto a su gestión provincial como regional, pero no tenía aún una sentencia.
La investigación, que quedó inconclusa, reveló características llamativas de su gestión. Moreno construyó un equipo de confianza desde que fue alcalde. Ya en el Gobierno Regional, este equipo ocupó los cargos más importantes, rotando entre sí de manera que resultaba poco técnica y eficiente. Entre 2011 y 2018 cambió siete veces de gerente regional de desarrollo económico y de gerente regional de administración, seis veces de gerente general y cuatro veces de gerente regional de infraestructura. Sin embargo, los nombres eran más o menos los mismos: Jorge Villarreal, Salvador Castañeda y Carlos Solís (sentenciados por el caso “Fotopapeletas”), Víctor Suelpres (sentenciado por el caso “Costa Verde”), Marco Antonio Palomino y Andrés Villarreyes (sentenciados por el caso “Oquendo”), entre otros. ¿El objetivo? Aparentemente mantener el control directo sobre las gerencias y dificultar las investigaciones de la Contraloría y la Fiscalía.
Como esto no bastaba, había que ganarse la amistad de jueces y fiscales. Así podría entenderse la condecoración con la “Guarnición Guardia Chalaca” al ex Presidente de la Corte Superior de Justicia del Callao, Daniel Peirano (suspendido por el caso “Cuellos Blancos”), o la contratación de Edith Hinostroza, hermana del ex magistrado César Hinostroza. También favores con las Fuerzas Armadas, como la construcción de un Spa y un Sauna en el Pentagonito, y con la policía, cuyo nexo parece haber sido su vicepresidente Walter Mori, ex Jefe de la VII región policial de Lima y Callao.
El espacio es insuficiente para describir con detalle lo que parece haber sido una sólida organización criminal. Hoy la mayoría de sus miembros están presos o prófugos. En algún momento la impunidad de la que gozaban se quebró y toda la red empezó a responder ante la justicia. La captura de Moreno debería servir de escarmiento para la gestión regional actual y las posteriores.