Las Fuerzas Armadas ante el reto de los desastres naturales
19/07/2019
“Ya verán, un día nos van a declarar la paz y no estaremos listos”.
Tristan Bernard
Previo a las celebraciones por Fiestas patrias, y al tradicional desfile militar, es necesario hacer una reflexión sobre los nuevos roles de nuestras Fuerzas Armadas. Observamos que la política general del sector ha estado dirigida a recuperar y mantener la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas, acercarse a la población contribuyendo con su participación al desarrollo del país, capacitar a su personal, participar en la paz y seguridad hemisférica, así como promover la plena presencia integrada de los organismos del Estado en la defensa nacional, la transparencia y racionalidad en el gasto así como su fortalecimiento institucional.
Sin embargo, después de un largo proceso de desgaste político en el que las FFAA fueron expuestas a situaciones límite en la década de los años ‘80 y ‘90 en el contexto de la historia reciente del país, es menester planear estrategias innovadoras que reviertan una imagen que se alejó de los ideales republicanos.
A ojos de un sector de la población la crisis generó un desprestigio institucional marcado por el conflicto armado interno; así denominado por la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR); los escándalos de corrupción, asociados a un régimen, pero también a los manejos del quinquenio pasado en materia de gasto y política de ascensos, así como a la presencia militar en el VRAEM. Todo ello, requiere de un análisis cuidadoso para encontrar alternativas que permitan fortalecer a las FFAA de cara al Bicentenario.
Las oportunidades y retos en materia de cambios y ajustes administrativos pueden tener impactos favorables en la mejor coordinación de las políticas y acciones de las FFAA. Esto es especialmente relevante en el análisis de los procesos de movilización nacional para hacer frente a riesgos de desastres. En la necesidad de actualizar la doctrina a este nuevo contexto marcado por el impacto del cambio climático y permitir la formación de nuevos perfiles profesionales, roles y procesos en los institutos armados.
A raíz de la experiencia vivida en el Perú en el verano del 2017, durante el fenómeno del llamado Niño Costero se hizo patente el liderazgo de nuestras FFAA. Pero también la necesidad de buscar adecuaciones, cambios y adaptaciones a la institucionalidad actualmente existente.
Dentro de esta propuesta de cambios consideramos importante fortalecer los procesos que permitan la consolidación de las Compañías de emergencia, intervención y defensa civil, así como de un área que sea competente en materia de asuntos sociales y desarrollo de infraestructuras básicas, particularmente importante en nuestra época.
Por ello planteamos:
- Fortalecer las dos Compañías de Emergencia pertenecientes a la Tercera Brigada de Caballería del Ejército Peruano, integrando a personal de la Marina y Fuerza Aérea.
- Considerar la posibilidad de que estas Compañías de emergencia puedan reaccionar ante desastres con un mando centralizado y dependiente del Ministerio de Defensa.
- Ampliar los convenios de cooperación aplicables en casos de desastres con países del hemisferio para activar protocolos de asistencia inmediata, incluyendo uso del equipamiento (especialmente aviones contraincendio).
- Constituir una partida específica para las compañías de emrgencia, dentro del FONDES para hacer frente a los primeros gastos ante una crisis y en caso de no ser necesario durante el año presupuestal, podría reasignarse con rapidez para no perderse.
- Así como las acciones cívicas sería relevante mejorar las capacidades de las FFAA para intervenir en donde la brecha de infraestructura sea mayor. Desplegar la brigada de ingenieros para realizar trabajos de mejoramiento y optimización de caminos, pistas, puentes e infraestrucuturas básicas en regiones alejadas pero declaradas de interés prioritario.
Estas ideas forman parte de un esfuerzo sostenido y una tarea de cambio que ya se viene trabajando desde las Fuerzas Armadas y el Ministerio de Defensa, pero requerirían de una mayor socialización, un amplio debate democrático y una participación por parte de la sociedad civil.