La inequidad de los ingresos locales en Lima Metropolitana

11/11/2019

Por Saúl Barrera

La equidad debiera ser un principio que oriente la asignación y distribución de los ingresos a los gobiernos locales. Se debe tratar dar a cada municipalidad los recursos que pueda necesitar para financiar sus funciones, así como los servicios públicos locales que se encuentren a su cargo. ¿Para el caso de Lima Metropolitana, existe este criterio de equidad? Veamos.

Las Municipalidades Distritales, MD, de Lima Metropolitana cuentan principalmente con dos tipos de ingresos.

Primero, aquellos tributos cuya recaudación está a cargo de las propias MD. Los más importantes son el impuesto predial y las tasas por servicios públicos o arbitrios municipales (Se cobran por los servicios de Limpieza Pública, Serenazgo y Parques y Jardines Públicos). En las MD de Lima Metropolitana la recaudación de ambos tributos representan, en promedio, el 46% de sus ingresos totales. Pero, para ciertas MD representarán más del 60% (San Miguel 70%, La Molina 68%, Jesús María 67%, Surco 65%, San isidro 62%, Miraflores 61%); y, en otros casos, están por debajo del 35% (Pachacamac 13% y Carabayllo 17%, VMT 20%, Comas 38%, SJL 31%, SJM 32%).

El segundo tipo de ingreso, serán aquellos que les son asignados por otros niveles de gobierno o entidades. Estos se encuentran regulados por Ley. Aquí, por ejemplo, se encuentran los ingresos transferidos del Fondo de Compensación Municipal, FONCOMUN; Plan de Incentivos a la Mejora de la Gestión Municipal; transferencias presupuestales específicas, entre otras. Así como también, la participación porcentual en la recaudación de otros ingresos tributarios, como el impuesto de alcabala o el impuesto a los juegos tragamonedas. En el caso del impuesto de alcabala lo recauda la MML, la cual luego transfiere el 50% a la MD donde se ubica el predio que originó el pago del impuesto; y, en el caso del impuesto a los juegos tragamonedas lo recauda la SUNAT, la cual luego transfiere el 30% a la MD donde se encuentra ubicado el local.

Como se entenderá, no todos los distritos comparten bases fiscales similares. Existen distritos donde se ubican predios de mucho mayor valor; y, por ende, habrá mayor potencialidad de recaudación tributaria. En contrapartida, existen otros menos favorecidos con dicho tipo de predios. Las transferencias monetarias o asignaciones de ingresos adicionales, debieran considerar esas diferencias en las bases fiscales, a fin que mediante Ley se regule una mayor asignación de ingresos que permita equilibrar esas disparidades. Así, las MD contarán con un nivel de ingresos más homogéneo, que debe traducir en la prestación de servicios públicos más estandarizados en toda lima metropolitana. Es inconcebible que en una misma ciudad exista tanta diferencia en la prestación de un mismo servicio público.

Sin embargo, lo señalado en el último párrafo no vendría ocurriendo. Si se divide todos los conceptos que están contemplados en el segundo tipo de ingresos que han recibido las MD de Lima Metropolitana y lo dividimos entre la población que tienen los distritos a su cargo, nos daremos con la ingrata sorpresa que aquellas MD que cuentan con bases fiscales más robustas, son las que también estarían recibiendo más ingresos adicionales.

En efecto, tomando como referencia nuevamente el año 2018, los siguientes son los montos por habitante que reciben las MD: San Isidro S/. 751.5, Miraflores S/. 566.6, Jesús María S/. 164.2, La Molina S/. 118.1, Surco S/. 115.7 y San Miguel S/. 81.8. Al otro extremo se ubican VMT con S/. 39.5, Comas S/. 46.2, SJM S/. 51.5, y SJL S/. 73.7.

Muchas veces se ha señalado que la razón por las que algunas municipalidades tienen pocos ingresos se debe a una pereza fiscal originada por una deficiente gestión recaudatoria. Esta apreciación, si bien es cierta no explica por sí sola todo el problema. Es cierto, hay un problema de gestión, pero también existe un problema de diseño. Para lograr una mayor recaudación tributaria, una municipalidad debe invertir en la mejora de su gestión tributaria; y, eso demanda destinar recursos con los cuales no cuentan, pues los pocos que tienen deben usarlos para atender las demandas que les son exigidas por su población. Las autoridades locales descuidan así un aspecto importante de su gestión: la obtención de ingresos. Asimismo, no reciben por otros medios los recursos adicionales que requieren para poder dar ese salto y lograr una transformación. Y se encuentran al final atrapados en ese círculo vicioso. Y si a esto se agrega problemas de corrupción, tenemos la tormenta perfecta que da origen a los fracasos de las gestiones locales.

No podemos permitir la continuación de este “modelo” de asignación de ingresos municipales en Lima Metropolitana, que lejos de ayudar a disminuir la desigualdad existente, la acrecienta y alienta. En nuestra Lima de hoy, hay distritos donde cada año se ejecutan más de S/. 300 millones; y, existen otros que, teniendo una población diez veces mayor, ejecutan solo S/. 60 millones. No es difícil imaginar que se están construyendo, en una misma ciudad, territorios totalmente distintos. Esa desigualdad es a la que nos estamos acostumbrando y para muchos está pasando desapercibida. Esa es la realidad de Lima Metropolitana que debe ser abordada. Esa es la realidad que debemos cambiar, para lograr una Lima que de verdad sea para todos.