La eficiencia en el sector público

23/01/2020

Por Vlado Castañeda

Uno de los principales retos de la gestión desde el Estado es entregarle a la población la mayor cantidad de logros, que se traducen en cambios en la vida de los ciudadanos y a partir de ello, en el desarrollo de la sociedad. Pero a la vez, dicho esfuerzo exige que se usen de manera óptima los recursos que la sociedad le entrega al estado para dicho propósito y finalidad. La combinación de ambos elementos descritos (logros y recursos) construyen, al analizarse de manera conjunta, la eficiencia; que viene a ser en términos prácticos el uso óptimo de los recursos en la consecución del mayor nivel de logro posible de una intervención publica en favor de la población.

Para aumentar la comprensión de la aplicación de esta dimensión de desempeño muy importante en la gestión pública, proponemos el análisis de la eficiencia en el sector público desde dos planos: el primero enfocado en el tipo de logros, y el segundo enfocado en la forma de desarrollo de la eficiencia.

Respecto al primer plano, la eficiencia se puede lograr a nivel de la entrega de los bienes y servicios públicos, pero también se puede lograr a nivel de los cambios que experimenta el ciudadano por una adecuada asignación, distribución, consumo y uso de los bienes y servicios públicos, lo cual genera lo que denominados en gestión publica: un resultado. A esta eficiencia, a nivel de resultado, se le denomina también efectividad. Entonces, podríamos concluir en este primer plano que en la gestión pública interesa ser eficiente teniendo como horizonte lograr siempre una intervención social efectiva (por ejemplo, dar servicio de seguridad ciudadana reduciendo el índice de delitos, dar servicio de atención primaria a la salud reduciendo el índice de morbilidad, dar servicio educativo aumentando el nivel de aprendizaje).

En relación al segundo plano, la eficiencia se desarrolla de cuatro formas que las denominaremos como: eficiencia asignativa, eficiencia técnica, eficiencia de escala y eficiencia de cambio tecnológico. Para entender las diferencias entre los diversos tipos de eficiencia que se deben desarrollar en la gestión publica, podemos indicar que, cuando nos referimos a la eficiencia asignativa, lo que se busca es orientar el uso de los recursos en una estrategia óptima de su utilización para conseguir un logro determinados de la gestión (está enfocada en la gestión de los recursos; por ejemplo, las compras corporativos de insumos para el desarrollo de determinados resultados requeridos por la población). Por otro lado, para la eficiencia técnica, lo que se busca es optimizar el uso de los recursos en la gestión de los procesos para la consecución de los servicios y sus correspondientes resultados (está enfocada en la gestión de la estrategia de intervención, poniendo énfasis en la consecución de los resultados; por ejemplo, la cantidad de fiscalizaciones laborales hechas por fiscalizador de la SUNAFIL). Respecto a la eficiencia de escala, esta se obtiene cuando usamos en su máximo nivel la capacidad institucional para gestionar los recursos y la obtención de los resultados (está enfocado en desarrollar intervenciones que optimicen las capacidades instaladas; por ejemplo, cuando se usa una planta de tratamiento de agua potable aprovechando todo el recurso hídrico a disposición para aumentar el acceso de agua potable en la población). Por último, está la eficiencia de cambio tecnológico que está orientada en modernizar las condiciones para el aprovechamiento de los recursos y el desarrollo de cambios en las capacidades en la búsqueda de la mejora continua de la estrategia de intervención, todo ello a partir del uso de novedosas y/o nuevas tecnologías (está enfocada en el uso del gobierno digital y la innovación en la gestión pública; por ejemplo, las operaciones en línea de los servicios públicos).

En resumen, como pueden ver, hay un espacio amplio de aumentar hoy en día la eficiencia en todo el Estado; y, para muchas de las cosas que hemos descrito, no necesariamente se tiene que aumentar la disponibilidad de los recursos, sino enfocarnos en aumentar la capacidad de gestión, para lo cual es importante tener claros los servicios y resultados, los procesos de gestión, el aumento de las capacidades del capital humano que gestiona el Estado, la articulación entre las diversas instancias públicas, la cercanía del Estado a las necesidades, requerimientos y expectativas de los ciudadanos, la atención a la diversidad y heterogeneidad de la realidad social del país; para que con todo ello, logremos desarrollar una eficiencia con valor público.