La economía en 2019: Mal para el país; peor para la gente

21/11/2019

Por Eloy Durán

Este año, le “dimos vuelta” al crecimiento del país: se proyectó 4,2% y se podría alcanzar 2,4%, aunque hay pronósticos menores (cercanos a 2%, el menor de la década). Son causas externas la guerra comercial global y el debilitamiento de las economías con las que transa el país. Son internas la conflictividad política y social, así como la no consolidación de la gestión económica del gobierno.

Precisamente, no se está incentivando la demanda interna. El Sector Privado debía tener incrementos de 3,8% en su consumo y 7,5% en su inversión. Transcurrida gran parte del año, éstos son 2,8% y 4%, respectivamente, y con tendencia bajista. Y el Sector Público debía tener incrementos de 4,1% en su consumo y 4,5% en su inversión. Tampoco, se tuvo éxito acá, pues los crecimientos fueron de 3,3% y -0,1%, respectivamente.

Los países de crecimiento aún acelerado y que dependían del comercio mundial, se sostienen en la demanda interna (consumo e inversión de los sectores privado y público). En el caso peruano, las políticas anticíclicas se están aplicando mal o insuficientemente, o no se están aplicando. Tema pendiente para el 2019.

Finalmentelas expectativas empresariales no son favorables, según informa la Encuesta de Expectativas Macroeconómicas, pues se estima menores ventas cada mas desde marzo pasado, al igual que la situación del negocio que se estima decreciente desde abril último.

El empleo de la gente

El empleo en 2019, viene creciendo 1,8% en promedio nacional, pero viene siendo negativo en la zona rural, entre los jóvenes y entre quienes tienen educación primaria y entre quienes prestan servicio a la manufactura. Asimismo, cae el empleo urbano formal (0,6%, es decir 26,500 puestos) y crece el informal (3,3%, es decir 282,500 puestos).

Este año, el menor crecimiento significa 80 mil puestos de trabajo que se dejarán de generar, con la consecuente complicación en ingreso y otros indicadores sociales. Esta situación generará mayor demanda de servicios públicos y menor posibilidad de pagar por ellos por la consecuente disminución del ingreso.

El ingreso de la gente

El ingreso promedio de los trabajadores es S/ 1,610, S/ 50 más que hace un año. Aunque el ingreso de las mujeres ha crecido algo más que el ingreso de los hombres, éste es aún mayor en 43%. El ingreso promedio de los jóvenes es S/ 958, apenas por encima del sueldo mínimo (S/ 930, el décimo en Latinoamérica).

En estas condiciones, las personas enfrentan servicios públicos más costosos (sobre todo, educación y transporte). En este caso, se devolverá 53% del ISC a los transportistas de carga y pasajeros. ¿Por qué sólo a los transportistas? ¿Por qué el ISC al diesel? ¿Cuál es el fin de esta medida? Mejorar la calidad y seguridad del servicio: ¿No era esta condición inherente al servicio? Se favorece a un grupo de interés, no directamente a la gente.

La pobreza de la gente

El menor crecimiento de 2019, significará que 175,000 peruanos no saldrán de la pobreza. Más aún, se mantienen las condiciones de vulnerabilidad en determinadas zonas del país, y se podría esperar que regresen a esta condición. Por ejemplo, las zonas afectadas por las lluvias de 2017, que vienen siendo reconstruidas, habiendo invertido apenas el 22% del presupuesto disponible luego de 30 meses. Nuevamente, la prioridad no es la gente.

Y finalmente el hambre. Según el Informe de este año de la FAO, Perú tiene 3,1 millones de personas subalimentadas, ocupando el cuarto lugar en la región luego de Brasil, Venezuela y Haití.

La hora de la gente

La ministra Alva dijo acertadamente que el gran problema del Perú es que todavía la gente no vale lo mismo. La gente debe bancarizar sus transacciones financieras; pero el principal banquero no lo hace y la SBS no hizo nada en 8 años. La gente afronta embargos tributarios; pero LATAM y Movistar, no. La gente no recibe devolución por sus impuestos; pero los transportistas, sí.

Es hora de comenzar a cambiar el trato del Estado a todos. Que sea igualitario y no discriminatorio, por ninguna condición. Todos valemos lo mismo, pero el Estado no lo reconoce en sus políticas y en su gestión pública. Si no cambiamos ahora, tendremos que esperar al 2021 para que otro candidato prometa lo que no va a cumplir.