La disfuncionalidad conveniente

19/10/2019

Por Rubén Cano

La narrativa económica viene mostrando claras señales de un conflicto interno, de una crisis de identidad de nuestras élites económicas que los está llevando a una paradoja en todo el sentido de la palabra. Sus representantes concluyen, bajo un exhaustivo análisis de la situación actual, que la caída de un punto porcentual en los estimados de crecimiento económico del país representa una pérdida de paso para el país y que eso es consecuencia de la debilidad de las instituciones, de un Estado inepto y de la política disfuncional. Bajo un arranque repentino de lucidez, esta narrativa reduce a idiotas a aquellos retrógrados que siguen hablando de la economía y de la política como cuerdas separadas, afirmando que no se puede hablar de una sin la otra, que ambas son parte de lo mismo. Pero claro, al momento de buscar responsables, las cuerdas se separan y ahí la política disfuncional sí es la culpable de las desgracias de la economía. Y todo eso lo pueden decir hasta en un mismo artículo, cosa que ya me parece una disfuncionalidad perfecta.

Pues no habla muy bien de nuestras élites económicas que recién en los albores del primer cuarto del siglo XXI reconozcan aquella máxima de que la economía y la política no pueden ir por cuerdas separadas, concepto que un político bien formado da por sentado. Pero más aún, resulta mucho peor no reconocer sus propias ambigüedades y contradicciones. Decir que las instituciones son débiles luego de reconocer que la política y la economía están vinculadas es transparentar o desnudar la propia debilidad, pero al final, al margen de ello, siempre el débil será el otro.

No cuestionamos la conclusión. En efecto, la gran mayoría de los problemas por los que atraviesa nuestro país nacen de la debilidad de nuestras instituciones y la ineptitud del Estado, eso es un hecho. Lo que les falta aclarar es cuál es la verdadera fuente de estos males, por qué tenemos instituciones débiles y qué ha generado que el Estado se vuelva inepto. Ahí es donde entran en trompo. No es tan difícil concluir en que el origen es el modelo.

Si las instituciones son débiles y la constitución política es la principal institución, entonces la constitución política es débil. La pregunta que deviene de esto es ¿cómo nació la actual constitución política? Pues fue diseñada y constituida por las elites que instauraron el actual régimen económico. Decir que nuestras instituciones son débiles es reconocer que el modelo que la constituyó lo es. Y es así porque veían la realidad, justamente, por cuerdas separadas. Subestimaron tanto a la política y diseñaron una institucionalidad débil que ahora les está pasando la factura. Pero no, para la narrativa económica, la culpa sigue siendo de la política disfuncional.

Si observamos, el círculo siempre ha sido perverso. La constitución del 93, como institución que instauró el régimen hegemónico, planteó menos Estado y mayor apertura a los capitales extranjeros, lo que se tradujo en la venta de las principales empresas públicas. No se puede negar que el Estado es un mal administrador, pero eso se entiende porque la naturaleza del Estado es inconsecuente con la lógica del mercado.

El modelo debilitó al Estado no sólo en su rol de empresario, sino en su rol de regulador frente a los actores económicos. Entonces, qué es más disfuncional que señalar que una de las causas de nuestra pérdida de paso en los indicadores macroeconómicos es la debilidad institucional que el propio modelo se ha dedicado a debilitar. Qué es más disfuncional que señalar que la debilidad institucional afecta a la economía, pero solo la debilidad de algunas instituciones. Por ejemplo, la narrativa económica señala que la institucionalidad regulatoria fuerte resulta siendo inconveniente para el desempeño de la economía. Entonces, decídanse: ¿más o menos fortaleza o debilidad institucional? Esta paradoja se puede explicar gracias a un concepto que hemos acuñado: la disfuncionalidad conveniente.

La disfuncionalidad conveniente puede explicarlo todo. Puede explicar que la elite económica afirme que la economía y la política no deben ir por cuerdas separadas, hasta cuando se busquen responsables. Ahí, la política disfuncional es la culpable y las cuerdas van separadas. La disfuncionalidad conveniente puede explicar que el discurso económico señale que la debilidad institucional es una traba para el crecimiento, pero sólo en ciertas instituciones. Hay algunas, como la regulatoria, en las que la debilidad institucional es un incentivo para el crecimiento. La disfuncionalidad conveniente puede explicar que culpen a la clase política dirigente de todos los males del país, pero, cuando ésta va a ser desterrada de aquellas instituciones débiles, se salga en defensa de ellos, como fue el caso de los representantes impresentables de nuestro último congreso.

La disfuncionalidad conveniente puede explicar también que busquen debilitar la regulación que es el arma fundamental para erradicar la informalidad, pero, en el siguiente párrafo, señalar que la informalidad es otro de los problemas de nuestro país. En líneas generales, ese discurso de que la regulación fuerte va a generar mayor informalidad se cae de maduro porque en treinta años donde no se ha sido agresiva, no se logró derrotar ni un poco a la informalidad.

La disfuncionalidad conveniente puede explicar que se quejen del bajo stock de capital humano productivo ya que solo el 20% de personas mayores de 20 años tiene educación superior, pero hayan defendido con uñas y dientes la liberalización en el sector de educación superior que trajo consigo universidades informales que aportan al propio sistema económico trabajadores con muy pocas capacidades productivas.

Entonces, finalmente, deberían reconocer que el verdadero origen de este desastre son el Estado, las instituciones y los políticos que el propio régimen económico ha creado a punta de políticas y discursos disfuncionales convenientes producidos por nuestra élite económica. De todas formas, nunca es tarde para aceptarlo. Aunque se hayan demorado treinta años para ello.