Juan Carlos Liu: del MINEM a Odebrecht y viceversa. Puerta Giratoria ¿Cómo opera en el Perú?

12/02/2020

Por Karen López Tello

Perú: Élites de Poder y Captura Política es el nombre del libro publicado en el 2017 por John Crabtree y Francisco Durand el cual describe las formas de cómo los agentes económicos poderosos, influyen y ejercen presión sobre los tomadores de decisiones de los gobiernos, para beneficiar intereses privados a expensas de lo público.

A la luz de las consultorías paralelas que realizaba Liu y que nos enrostran cómo el interés de un sector predomina sobre los intereses de una nación, vale la pena repasar este libro que nos comenta sobre la tarea que tenemos como país de eliminar estas prácticas enquistadas desde el inicio de nuestra República y que se visibilizan groseramente en el caso Lava Jato, Odebrecht, la conflictividad social en el Perú, entre otros.

Pero ¿Qué alcance tendría esta captura política y cómo vendría afectando a la democracia?

Los autores demuestran que es un sistema complejo y multidimensional en el que las élites corporativas difunden sus influencias a través del poder económico (oligopolios, oligopsonios), político (presión de gremios, dependencia de los partidos sobre el capital), discursivo (algunos medios de comunicación) e incluso social (Fundaciones, Obras por Impuestos y Asociaciones Público- Privadas). En suma, son élites corporativas a cargo de los principales bancos, empresas de seguros, de Fondos de Pensiones, compañías mineras, energéticas y petroleras, algunos medios de comunicación, entre otros; que a su vez concentran poder y difunden su red a través de una gran cantidad de medianas y pequeñas empresas.

Este fenómeno no se limitaría a la esfera estatal, sino que “es más vasto, mejor organizado e incluso más profesional que la vieja oligarquía”, manteniéndonos en una democracia formal “comprada” y/o “capturada” por el nivel abrumador de influencia de estas élites corporativas sobre la sociedad, que “no tiene comparación limitando las opciones democráticas en el país y manteniendo importantes sectores de la población sin mayor capacidad de expresión política”.

Esta captura política se concreta a través de beneficios para estos grupos en desmedro del interés público. Se lleva a cabo mediante mecanismos de corrupción (sobornos) y/o mecanismos de influencia como financiamiento de campañas (como olvidar a Keiko y el club de empresarios) lobby y “puerta giratoria”. Este último consiste en cómo el sector privado influye para que determinados funcionarios sean nombrados en importantes y estratégicos cargos públicos como el MEF, MINEM, BCR, entre otros). Además, influyen en los tomadores de decisiones para lograr la revisión o aplicación de determinadas leyes y paralelamente inician una campaña mediática a favor o en contra de estas normas.

No obstante, ¿Cómo – y a la luz de todo lo que ya venimos observando directamente estos grupos pueden mantener esa hegemonía? A través de medios de comunicación afines para moldear la opinión pública a su favor, condenando todo aquello que represente una amenaza a su poder y al modelo económico.

Esta investigación nos ayuda a comprender la mega corrupción corporativa del caso Lava Jato, observar como viene siendo abordado este tema en el país, entender la percepción de la corrupción en la ciudadanía y comprender los discursos que emiten estas élites corporativas para condenar muchas de las protestas vinculadas a – por ejemplo – los conflictos sociales como Las Bambas, Tía María y los pueblos indígenas bajo el amparo de la necesidad de promover las inversiones, aprovechando la ausencia del Estado en estas zonas y pasando por encima de los derechos fundamentales de las poblaciones directamente afectadas y el impacto en el medio ambiente.

En suma, es trascendental la discusión sobre la gran impunidad de las élites del poder que influyen sobre el Estado. Estas investigaciones nos permiten identificar y tomar conciencia, desde una perspectiva histórica hasta la actualidad, sobre los mecanismos de captura política que vienen afectando a nuestro sistema democrático y la necesidad de visibilizar el poder de las élites para aprovecharse de la debilidad de los partidos políticos, organizaciones y movimientos sociales.

Cercanos al inicio de un nuevo periodo legislativo, y dejando de lado ya la pugna molesta entre el Ejecutivo y el Legislativo, resulta fundamental poner en agenda las acciones que se puedan implementar para luchar verdaderamente contra la corrupción. El gobierno tiene verdaderos desafíos, asumir este, es trascendental.