¿Existe una política (gestión deportiva) integral?

21/08/2024

Por: Saúl Barrera

En los recientes juegos olímpicos de París 2024, el deportista peruano Stefano Peschiera obtuvo, después de una larga espera de 32 años, la quinta medalla olímpica para el país: bronce en vela. A ella se suman las de Edwin Vásquez (oro en tiro, 1948), Francisco Boza (plata en tiro, 1984), Juan Giha (plata en tiro, 1992) y la selección femenina de vóley (plata en 1988).

Es un resultado que alegra. Pero, también recuerda la debilidad histórica que exhibimos a nivel olímpico. En Sudamérica solo superamos en cantidad de medallas a Paraguay (1) y Bolivia (0). Luego, nos superan: Uruguay (10), Ecuador (10), Chile (15), Venezuela (19), Colombia (38), Argentina (80) y Brasil (170).

Hay una deuda del país (Estado y sector privado) con la alta competencia deportiva. Y no ha sido por la falta de planes y recursos económicos (más adelante lo sustentaré). De lo que se ha carecido es de una visión estratégica a largo plazo, de voluntad y continuidad para gestionar políticas públicas deportivas.

Luis Gálvez Chipoco, dirigente deportivo peruano, ya advertía a mediados del siglo XX la decadencia del deporte peruano, luego de haber obtenido, entre otros triunfos, el primer lugar del medallero en las tres primeras ediciones de los Juegos Bolivarianos (1938, 1948 y 1951).

Antes, Miguel Dasso Hoke (presidente del Comité Nacional de Deportes 1941-1946), en un discurso brindado el 30 de octubre de 1941, señalaba que el progreso deportivo del país exigía prestar atención a tres problemas fundamentales: la infraestructura, el personal técnico y el sostenimiento económico.

Me atrevo a señalar que 83 años después, su palabras mantienen vigencia. Miremos algunos ejemplos. En infraestructura Ecuador (que en París 2024 logró 5 medallas olímpicas) desarrolló hace más de diez años cinco centros de alto rendimiento deportivo debidamente equipados, distribuidos estratégicamente en todo su territorio (Perú solo tiene uno, en Lima). En personal técnico, México llevó a su país en 2010 a una entrenadora de clavados de nacionalidad china (que ya destacaba en esa disciplina) para que los ayudara a crecer. Ella se mantiene hasta hoy y en el último ciclo olímpico sus clavadistas han ganado más de 200 medallas en distintos torneos. En asignación de recursos económicos, Chile debe ser el país sudamericano en donde hubo mayor incremento de apoyo económico a la alta competencia. Para el ciclo olímpico de Paris 2024 destinó U$ 350 millones al alto rendimiento deportivo, mientras que Perú solo U$ 60 millones. Resultado: luego de no haber ganado medallas en Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2020, obtuvo en París 2024 dos medallas (oro en tiro y plata en lucha).

Pero, la infraestructura, el personal técnico y el sostenimiento económico requieren, como condición previa, una visión estratégica compartida a largo plazo. Y no hemos sido capaces de construir una. En 1976, durante la dictadura militar, el entonces Instituto Nacional de Recreación, Educación Física y Deportes, INDER, elaboró un Plan Referencial de Desarrollo del Sistema Nacional de Recreación, Educación Física y Deporte, con un horizonte al año 1988 bajo una estrategia de “nuclearizar” estos tres ámbitos. Los gobiernos civiles posteriores prestaron poca atención y desestimaron al mismo. En 2011, finalizando el segundo período de gobierno de Alan García, se aprobó el “Plan Nacional de Deporte 2011-2030”. Sin embargo, el mismo tenía un alcance limitado y no involucraba a todos los actores del sistema deportivo nacional. Luego, en 2017 se aprobó la “Política Nacional del Deporte”, cuya elaboración se inicia en 2015 con involucramientos de los actores del sistema deportivo nacional y la academia. Sin embargo, las autoridades del Poder Ejecutivo no la ejecutaron. Finalmente, en setiembre de 2022 se aprobó la vigente Política Nacional de Nacional de Actividad Física, Recreación, Deporte y Educación Física (PARDEF). En este caso, elaborado desde el Ministerio de Educación y sin participación activa de los actores del sistema deportivo (incluido el propio IPD). Está por cumplir dos años y aún es desconocida por casi todos los actores del sistema deportivo. Su ejecución es tarea pendiente.

En lo que respecta a los recursos económicos, en los últimos diez años (2015 – 2024), el presupuesto público asignado al deporte ascendió a 22,688 millones de soles. El 60% corresponde a las municipalidades, las cuales lo destinan casi en su totalidad a infraestructura deportiva no alineada a una orientación estratégica. Ejemplo, no se entiende como hasta hoy el fondismo peruano no cuente con infraestructura adecuada en sus distintos niveles. Se asume que inaugurando “losas deportivas” sin programas deportivos se fomenta del deporte. Esto equivale a aulas sin docentes y postas sin personal médico.

Oportunidades tenemos para destacar en el deporte, aprovechando nuestras ventajas competitivas, como es nuestra geografía, historia y cultura. La tabla y el fondismo son buenos ejemplos. Mientras nuestra clase política no lo tenga claro, tendremos que esperar tres décadas más para alcanzar otra medalla olímpica.