El silencio de los longevos

Covid-19 en un mundo de viejas desigualdades

29/04/2020

Por Arturo Granados

“Que a los viejos se les aparta

después de habernos servido bien”.

A quien corresponda. Joan Manuel Serrat.

 

Este es el artículo que más me ha removido las tripas mientras investigaba y escribía. La ingratitud y la oscuridad humana son inconmensurables. Anualmente 141 millones de ancianos son víctimas de abuso, según un estudio publicado el 2017 por Lancet Global Health. La prevalencia global estimada fue de 15.7%. Es decir, uno de cada 6 ancianos sufrió alguno de los subtipos de abuso: psicológico (11.6%), financiero (6.8%), negligencia en su atención (4.2%), físico (2.6%) y sexual (0.9%) [1]. Un estudio peruano realizado en el distrito limeño de Breña concluye que la prevalencia de violencia intrafamiliar para ancianos fue 79.7% y de síntomas depresivos 48.2%. El principal abuso identificado fue el financiero. También, se verificó que el adulto mayor que no trabaja tiene mayor propensión de sufrir violencia y que su mayor cantidad de años de estudio disminuye el riesgo [2].

Las OMS señala que la discriminación por motivos de edad es, posiblemente, una de las formas más generalizadas de discriminación, superando al sexismo y el racismo. Y añade que está profundamente arraigada en la sociedad ocasionando menores niveles de autonomía, menor productividad y mayor estrés cardiovascular en los ancianos. Asimismo, “puede promover en las personas los estereotipos del aislamiento social, el deterioro físico y cognitivo, la falta de actividad física y la idea de que son una carga económica” [3].

Sin embargo, el “Informe Mundial sobre el envejecimiento y la salud” del 2015 destaca que “la pérdida de capacidad generalmente asociada con el envejecimiento solo se relaciona vagamente con la edad cronológica… No existe una persona mayor “típica”. La diversidad resultante en las capacidades y las necesidades de salud de las personas mayores no es aleatoria, sino que se basa en hechos ocurridos a lo largo del curso de la vida que a menudo pueden modificarse, lo que pone de manifiesto la importancia del enfoque del curso de la vida. Aunque a la larga la mayoría de las personas mayores experimentarán múltiples problemas de salud, la edad avanzada no implica dependencia… el envejecimiento tiene mucha menos influencia en los gastos en atención de la salud que otros factores, como el alto costo de las nuevas tecnologías médicas” [4].

Las diferencias entre los viejos son inocultables, revelándonos los enormes desafíos de las sociedades modernas ante el incremento de la esperanza de vida que es un triunfo de la salud. Una investigación sobre desigualdades en salud en Reino Unido reveló que, si bien el promedio de la esperanza de vida es 77 años, 15 de estos años fueron vividos con algún tipo de discapacidad. El estudio agregaba que “tanto la esperanza de vida en general como la esperanza de vida sin discapacidad varían en función del lugar en el que se vivió. En promedio, las personas que viven en los barrios más ricos de Inglaterra mueren aproximadamente seis años más tarde que las que viven en los barrios más pobres. La diferencia en la esperanza de vida sin discapacidad es aún mayor: 13 años. Así, las personas que viven en las zonas más pobres no solo mueren antes, sino que también pasan más tiempo de sus vidas más cortas con limitaciones de capacidad” [5].

La nueva corona del ángel de la muerte

Una publicación oficial china ha revelado que la población mayor de 60 años, al 11 de febrero último, les representó el 31% de los casos confirmados infectados por Covid-19, y a la vez el 81% de sus fallecidos. La letalidad de los mayores de 80 llegó casi al 15% [6].

Datos de mortalidad de adultos mayores, proporcionados por el Banco Mundial [7], muestran que Japón (27.6%), Italia (22.8%), Alemania (21.5%), Francia (20%) y USA (15.%) encabezan la lista de mayores muertes de longevos por el virus Covid-19. El Perú, según los datos disponibles, si bien tiene una letalidad general baja en el desconcierto mundial, presenta una altísima proporción de muertes de los mayores de 60 años del orden de 65% [8], por lo que se evidencia quiénes pagan los platos rotos de un sistema de salud lleno de desafíos.

En Inglaterra diversas entidades gestoras de residencias y hospicios para la tercera edad han acusado a su gobierno de ignorar las muertes extra hospitalarias y de tratar a los ancianos «como si no importaran» [9]. Algo similar puede ocurrir en el Perú con un número de muertes en domicilio que irá en crecimiento en Lima y en diferentes regiones críticas como Lambayeque, Piura y Loreto.

Pero los esfuerzos existen. Son una esperanza, más que por los resultados inmediatos que podrían lograr en medio de enormes limitaciones estructurales de diverso signo, por la importancia de política. Particularmente me refiero a la iniciativa del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social y el Ministerio de Salud para poner en funcionamiento una “Red de soporte para la persona adulta mayor en alto riesgo y personas con discapacidad severa” que consiste, durante la cuarentena, en realizar seguimiento para la entrega de medicamentos, consulta médica, atender a las situaciones de violencia, abandono familiar y alimentación derivada, así como visitas y seguimiento domiciliario post cuarentena. Queda, en el corto plazo, cuidar que, en el retorno progresivo a las actividades económicas, nuestros ancianos sean los últimos en salir del confinamiento y los primeros en tener una atención comunitaria y sanitaria.

En el mediano plazo, se impone dejar al personal de salud en los extramuros de los establecimientos, en los barrios, en las comunidades y en las casas para seguir a los enfermos crónicos, visitar a los enfermos, identificar los males en sus inicios, mantener sanos a los sanos, visitar a los presos, dar de beber a los sedientos, proteger a los violentados y darnos un tiempo para aprender de los viejos y disfrutar de la hondura de sus vidas. Y aprender que la gratitud no es una cándida moraleja, tampoco las buenas palabras solidaridad y caridad, sino sentido de justicia, de humanidad y de sentido práctico de sobrevivencia, propendiendo a políticas públicas de salud para gestionar trayectorias positivas de envejecimiento.

Nota de autor: Te encuentras bien al día 37 de la cuarentena. “No me dejan salir”, me dijiste anoche, como una chica de 92 que quiere salir a la calle. En gran parte a ti te debo que todos los domingos de mi infancia fueran días de sol. Todos, sin excepción, contra toda explicación meteorológica. Eso no quita que también hubo noches oscuras, oscurísimas, en las que por ti sólo pude anteponer la mirada. Al recordarlo, llueve, llueve y no para de llover. Mamá, la luz de esa oscuridad es lo que aprendí: una mirada puede ser una barrera telúrica, un portal a otra dimensión, la fuerza del débil, el sol imponiéndose en la noche oscura. Cuando me encuentro con tus ojos negros de fuego regreso a esos domingos familiares con una ¡sandía gigante!, helada bajo la arena mojada del mar, sobre la larga mesa ante 12 miradas salivantes y felices. Esta madrugada añoro tu fuego, muero por tocarte y llevarte a la calle a comer tu helado tricolor.

[1] Yongjie Yon, Christopher R Mikton, Zachary D Gassoumis, Kathleen H Wilber. Elder abuse prevalence in community settings: a systematic review and meta-analysis. Lancet Glob Health 2017; 5: e147–56.

[2] Silva-Fhon, Del Rio-Suarez, Motta-Herrera, et al. Domestic violence in older people living in the district of Breña, Peru. Revista de la Facultad de Medicina 2015; 63: 367–75.

[3] Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud. OMS, 2015. Página 11.

[4] Op. Cit. Prefacio. Margaret Chan, ex directora OMS.

[5] Op. Cit. Página 10.

[6] The Epidemiological Characteristics of an Outbreak of 2019 Novel. Coronavirus Diseases (COVID-19) — China, 2020. Chinese Center for Disease Control and Prevention. CCDC Weekly / Vol. 2 / No. 8

[7] 27 de abril de 2020. http://datatopics.worldbank.org/universal-health-coverage/coronavirus/

[8] https://covid19.minsa.gob.pe/sala_situacional.asp 26 de abril de 2020.

[9] https://www.efe.com/efe/espana/mundo/nuevas-estadisticas-revelan-el-impacto-de-la-covid-19-en-residencias-ancianos-britanicas/10001-4220539