El fujimorismo y las “prácticas montesinistas”

24/09/2019

Por Sergio Tejada

“¿No se dio cuenta de la cámara?”, le preguntó Vladimiro Montesinos a Roberto Huamán Azcurra, quien acababa de sostener una reunión con una persona no identificada. Grabar a los invitados a la tristemente célebre “salita del SIN” era todo un deleite para el asesor presidencial y brazo derecho de Alberto Fujimori. Cada tropelía debía quedar rigurosamente registrada, pero irónicamente esa práctica precipitó su caída en desgracia.

Hace unos días (el 14 de septiembre) se cumplieron 18 años de la difusión del primer “Vladivideo” en que el poderoso asesor de Fujimori, le entregaba 15 mil dólares al congresista Alberto Kouri para que se integre a las filas del oficialismo. Los Vladivideos fueron el detonante para la caída del régimen fujimontesinista. Revelaron una historia de crimen, de compra de políticos, empresarios, broadcasters, magistrados. En suma, evidenciaron la más vasta red de corrupción que debe haber existido en toda nuestra historia republicana.

En política la disputa por los sentidos comunes es tan importante como la lucha por el poder. Que el fujimorismo acuse con cierta frecuencia a sus adversarios de emplear “prácticas montesinistas” es francamente ridículo y puede parecer hasta demencial, pero es parte de una estrategia por reescribir la historia y alterar la realidad. Los fantasmas del pasado los persiguen, pero su esfuerzo por endilgarlos a sus adversarios cae en saco roto por su conducta presente. Poco ha cambiado en el fujimorismo, el crimen parece seguir siendo un sello profundo que se mantiene a pesar de sus cambios de nombre.

Como en el pasado, el fujimorismo, esta vez con apoyo del APRA, quiere tener el control de las instituciones que administran justicia. Lo intentó con el Consejo Nacional de la Magistratura, como quedó evidenciado en los “CNM audios” y ahora lo intenta con el Tribunal Constitucional (TC). ¿Para qué? Para gozar de impunidad, para obtener resoluciones favorables, para atacar a sus adversarios. En concreto, un TC capturado podría emitir una sentencia para que Keiko Fujimori salga en libertad, otra para declarar inconstitucional el adelanto de elecciones, otra para restablecer la reelección congresal, y así podemos seguir.

Que los propios fujimoristas califiquen de “práctica Montesinista” a la difusión de un audio —claramente grabado desde un teléfono celular por uno de los asistentes y no por un sofisticado sistema de escuchas gubernamental— que evidencia acuerdos bajo la mesa para controlar el TC, pero llamen “héroe” a Moisés Mamani, cuya grabación al ex presidente Pedro Pablo Kuczynski precipitó su renuncia, es francamente una burla a la inteligencia. Sin embargo, su intento sistemático de invertir la realidad no debe ser tomado a la ligera, sino recordemos cómo el fascismo logró imponer sentidos comunes con el “miente, miente, que algo queda”.  Corresponde a todos los ciudadanos y ciudadanas que creemos en el Estado de Derecho y en la democracia, enfrentar este peligro inminente.