Educación a la deriva

27/02/2020

Por Erick Verano

Que una ex ministra de Educación diga: “Da pena que tengamos ya 5 ministros de Educación” es preocupante, pero que a continuación exprese: “Ojalá que el nuevo ministro llegue al 2021 por el bien de las políticas educativas” es realmente deprimente.

El hecho que un sector como la educación, tan importante para el Perú y en realidad para cualquier país, experimente una situación como la descrita por la ex ministra Flor Pablo Medina es, por decir lo menos, alarmante. Y es que cabe preguntarse: ¿Qué gestión y que políticas educativas se pueden hacer con tanta inestabilidad y falta de continuidad en los cargos?

No se trata entonces de juzgar la idoneidad, experiencia y solvencia profesional de los ministros; de hecho, el actual titular de Educación, Martin Benavides, viene de la SUNEDU con un muy buen CV bajo el brazo, pero siendo el 6to ministro del sector, ¿será el último de este gobierno o habrá un séptimo?

El tiempo promedio de gestión que han ejercido cada uno de los 5 ministros de la cartera de Educación en el actual gobierno PPK-Vizcarra ha sido de 255 días, apenas 8 meses y medio. Lamentablemente cada cambio de ministro también ha venido acompañado de un “pequeño terremoto” en MINEDU con los respectivos cambios de Viceministros, Directores Generales, etc.  Es significativo el contraste con el tiempo que tuvieron los ministros de Educación de la anterior gestión 2011 – 2016, cuando cada uno de ellos desempeñaron sus funciones por un tiempo promedio de 910 días equivalente a 2 años y medio.

Aunque claro está, un tiempo prolongado de duración en el cargo no es condición sine qua non para garantizar el éxito e impacto positivo de las medidas implementadas por un gestor público [1]; por otro lado, el extremo de cambiar ministros cada 8 meses si es una condición que explicaría la falta de avances en materia educativa en los últimos 4 años.

Teniendo experiencias exitosas de políticas públicas educativas del anterior gobierno del presidente Ollanta Humala, con resultados, servicios y programas como Beca 18, la red de Colegios de Alto Rendimiento (COAR) en todas las regiones, jornada escolar completa, 100 mil estudiantes becados, y medidas conexas en educación como los desayunos escolares de Qali Warma, entre muchos otros; es decepcionante comprobar que desde que empezó el gobierno de PPK-Vizcarra en el 2016, estas medidas no tuvieron la continuidad esperada, ni ampliando la cobertura o mejorando la calidad de los programas existentes, ni creando nuevos programas en materia educativa.

Esto quizás puede explicarse en 2 factores ocurridos en los últimos años: el estancamiento del presupuesto del gasto público destinado a la educación con respecto al PBI, que vino subiendo desde el 2011 hasta alcanzar casi un 4% en el 2015 y la disminución del gasto público destinado a la educación con respecto al gasto total del gobierno, que también experimento un incremento sin precedentes en el periodo 2011 – 2016 y ha caído en los últimos 3 años; tal y como puede verificarse en los siguientes gráficos [2]:

 

A esto habría que sumar el excesivo ruido político y los cuestionamientos ideológicos a los que el MINEDU ha estado expuesto en estos 4 años, desde que, sin ningún motivo relevante, la bancada fujimorista y sus aliados censuraron al ministro Jaime Saavedra en el 2016, pasando por campañas contra la currícula escolar de colectivos ultra conservadores como #ConMisHijosNoTeMetas y huelgas docentes que se salieron de control.

Dos excepciones notables a estos tropiezos, retrocesos y falta de continuidad en políticas públicas educativas han sido: (i) la Superintendencia de Educación Superior Universitaria (SUNEDU) también creada en el 2014 con la Nueva Ley Universitaria promulgada ese mismo año, que continuo sus funciones y ha jugado un rol fundamental para el cierre de universidades-estafa que no cumplían las condiciones básicas de calidad y (ii) el enfoque de género que nació como una estrategia de transversalizacion en las políticas públicas del Estado Peruano, a raíz de la publicación del Plan Nacional de Igualdad de Género 2012 – 2017.

Sin embargo, algo más importante será evaluar, en un futuro cercano, los resultados, efectos e impacto de las políticas públicas educativas de este quinquenio 2016 – 2021, teniendo en cuenta y estableciendo como una referencia los resultados alcanzados y observados del quinquenio anterior 2011-2016, siendo el principal de estos logros, los resultados de las pruebas PISA de los años 2015 y 2018, en los cuales fuimos considerados el país de América Latina que más creció en las evaluaciones de ciencia, lectura y matemáticas [3], dejando atrás a países como Brasil, Argentina y Colombia, superando los desastrosos resultados de los años 2009 y 2012 (último lugar en ambos años).

Si consideramos que los pésimos resultados PISA de los años 2009 y 2012 reflejaron los efectos de las políticas públicas educativas del quinquenio 2006- 2011, los positivos resultados de las pruebas del 2015 y 2018 mostraron el trabajo del quinquenio 2011 – 2016, tendremos que esperar a los resultados de las pruebas PISA de los años 2021 y 2024 para evaluar este periodo actual y saber si estuvimos frente a un quinquenio perdido en la educación. Por el bien de nuestro país y el futuro de millones de niños y adolescentes esperamos que no sea así.

[1] El ministro aprista de Educación, Jose Chang Escobedo, desempeño su cargo durante 1696 días, casi todo el gobierno del presidente Alan García, sin que la educación haya experimentado un avance notable en ese periodo y más bien con el escándalo por la construcción de los colegios emblemáticos y la proliferación de universidades de pésima calidad, que en su gran mayoría fueron clausuradas por la SUNEDU el año pasado al no obtener su licenciamiento.

[2] https://datos.bancomundial.org/indicador/SE.XPD.TOTL.GD.ZS?locations=PE

[3] http://umc.minedu.gob.pe/pisa-peru-sigue-siendo-el-pais-de-america-latina-que-muestra-mayor-crecimiento-historico-en-matematica-ciencia-y-lectura/