Decreto para una Urgencia de Medicamentos

19/11/2019

Por Arturo Granados

Un hombre se enfermó y le dijo a su sistema de salud, háblame de la Cobertura Universal. Y el sistema lo atendió y le dio sus medicamentos.

La pregunta de los 500 millones es ¿Por qué el 59% de las compras de medicamentos en farmacias privadas provienen de recetas no atendidas en el sector público? En otras palabras, ¿Por qué asegurados del SIS y de EsSalud tienen que pagar medicamentos en farmacias privadas si sus aseguradoras están obligadas a proporcionárselos a través de la red prestacional disponible?

¿Cuáles son las causas que explican este panorama? Básicamente, problemas de capacidad de compra y problemas de capacidad de abastecimiento de medicamentos.  El 2018[1], de los 1,987 millones de soles para adquisiciones del sector público (MINSA/Gobiernos Regionales/EsSalud) se compraron sólo 1,627 millones. De éstos, sólo llegaron a los usuarios 1,484 millones. En suma, por problemas de compra y abastecimiento se perdieron 503 millones.

Las principales restricciones del sistema de abastecimiento se deben a limitaciones de eficiencia y oportunidad en los procesos de planificación/programación y al manejo poco especializado en los procesos de almacenamiento y distribución. Estas limitaciones producen: desabastecimiento en muchos establecimientos de salud y sobre stock en otros. El 2018 una evaluación DIGEMID[2] reportó que en los centros de salud la baja disponibilidad era mayor de 40%. Los datos de sobre stock son muy opacos y las pérdidas de medicamentos por vencimientos no son reportadas sistemáticamente. Este problema consiste en inventarios que exceden la demanda, produciendo enormes pérdidas de medicamentos a incinerar, encareciendo el manejo de almacenes, y disminuyendo la disponibilidad de recursos.

Si no mejoramos el abastecimiento, no podremos inyectar el financiamiento necesario para la demanda de medicamentos en el sistema de salud. Con el nivel de asegurados de hoy tenemos una brecha de 3,666 millones y con cobertura universal la brecha es de 4,626[3]. La restricción medular para el acceso es la ineficiencia de la cadena de abastecimiento.

En este panorama, el Ejecutivo Nacional ha emitido el Decreto de Urgencia N.º 007-2019 “que declara a los medicamentos, productos biológicos y dispositivos médicos como parte esencial del derecho a la salud y dispone medidas para garantizar su disponibilidad”. La principal novedad es el fortalecimiento del MINSA como ejecutor sectorial de “las actividades de la cadena de abastecimiento público de los recursos estratégicos en salud… para asegurar su disponibilidad… a través del correspondiente operador logístico”[4].

Es estratégico tener claridad sobre el rol de conducción del abastecimiento público de medicamentos. Un organismo dueño del proceso de abastecimiento no hace la logística, es la autoridad que conduce, coordina, monitorea, supervisa y evalúa a los agentes públicos y privados involucrados, y gestiona contratos como instrumentos para tener un eficiente abastecimiento.  Hacer la operación logística es una responsabilidad especializada que debe estar en manos de uno o varios terceros bajo contratos de largo plazo, que asuman las inversiones necesarias y los riesgos respectivos, considerando economías de escala. Si se piensa de manera específica que CENARES[5] se llenará de camioncitos, choferes, almacenes, almaceneros y un larguísimo etc. de bienes, enseres y personal, estaremos creando un problema de padre y señor mío para los próximos 50 años. Inventando de cero a un operador nunca podremos igualar a los que saben hacer la logística.

EsSalud ha avanzado en Lima Metropolitana contratando un operador logístico. Resultados iniciales: reducción de 69% en sobre stock y ahorros de 2 millones de soles mensuales en la red Rebagliati, lo que proyecta, para los establecimientos de la capital, un impacto de 100 millones.

El MINSA debe establecer los macroprocesos del abastecimiento, indicando qué partes de la cadena son tercerizables y cuáles no. Este proceso de discernimiento y definiciones permitirá a la Autoridad Sanitaria Nacional clarificarse y dar buenas señales. Las grandes preguntas que guían estas definiciones técnicas son: ¿Quién selecciona los medicamentos? ¿Quién(s) estima las necesidades de medicamentos y bajo qué parámetros? ¿Quién(s) adquiere o compra? ¿Quién almacena? ¿Quién distribuye? ¿Quién dispensa? ¿Quién registra las atenciones y la demanda insatisfecha para retroalimentar el proceso? ¿Quién promueve el uso racional? y ¿Quién hace farmacovigilancia? Asimismo, una definición sustantiva es cómo se articula la dispensación y el consiguiente ordenamiento de las farmacias de los establecimientos con el operador logístico, buscando incrementar la eficiencia en la entrega final a los usuarios.

En un horizonte cercano de cobertura universal las exigencias de eficiencia aumentan y el momento de tomar las decisiones correctas es ahora. No debemos llenarnos de camioncitos. Necesitamos establecer los macroprocesos del abastecimiento público, poner las reglas y convocar a quienes estarán al servicio de los asegurados.

[1] ALFAFARPE, 2018.

[2] Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas.

[3] Nota Técnica. Mesa de Acceso a Medicamentos, 2019.

[4] DU Nº 007-2019. Artículo 5.

[5] Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos en Salud.