¿Casa Tomada?: las consecuencias económicas de una pandemia

13/03/2020

Por Juan Manuel Robles *

Columnista invitado

En uno de sus mejores cuentos, Julio Cortázar describía la reacción de una pareja de hermanos ante unos ruidos que se presentaban en su casa (espaciosa y antigua): Ellos no se enfrentan a esta amenaza, sino que simplemente se repliegan hasta quedar fuera. Claro está, el cuento tiene muchas interpretaciones y no es mi objetivo escoger una de ellas, sino simplemente presentar este contexto para tratar un punto que acaso ahora merezca algo de atención: la reacción ante la llegada de una posible pandemia.

Digo “acaso ahora”, porque el siglo 20 ya ha visto muchas veces estallidos de enfermedades con serias consecuencias para un grupo numeroso: la gripe española de 1918, la gripe asiática de 1957, la gripe de Hong Kong de 1968, y el SARS de 2002, entre varios otros. Y todos estos episodios se presentan de manera impredecible.

Sin embargo, a pesar de todo ello: (i) la estructuración de mecanismos de respuesta ante escenarios inciertos (como epidemias o desastres naturales) no ha sido bien atendida; y (ii) la inversión, al menos en Latinoamérica y específicamente en Perú, en el sector es, cuando menos, deficiente.

Ambos aspectos, los primeros en importancia y con un inmediato correlato en la mortalidad de una población, al no ser atendidos correctamente; dejan en un peor contexto a otro punto que debe ser atendido también: cuál será el efecto en la economía de dicho desastre y cuánto tiempo tardará la misma en recuperarse.

Porque resulta claro que la irrupción de una pandemia genera diversos efectos, los cuales dividimos, sólo para efectos ilustrativos, y en estricto orden de importancia, de la siguiente manera:

(i) Efectos en la salud de la población.

(ii) Efectos económicos como consecuencia de la irrupción de la pandemia.

Los efectos en la salud de la población han sido ya materia de diversos pronunciamientos, por lo que no ahondaremos en ese principal aspecto. Sin embargo, también existen efectos en la economía, tales como:

(i) Directamente en sectores específicos: Turismo, transporte, etc.

(ii) En el consumo por el cambio del comportamiento del consumidor (no se participa tanto en actividades de ocio que conlleven a grupos de gente: restaurantes, cine, ferias, conciertos, etc.).

(iii) En la exportación de materias primas: uno de nuestros principales adquirentes de materias primas es el país más afectado económicamente (China).

(iv) En la reducción de productividad: Las ausencias por enfermedad, así como la disrupción en las cadenas comerciales.

(v) Aumento en las primas de seguros.

(vi) Incremento en la incertidumbre debido a la modificación de las condiciones macroeconómicas.

(vii) Aumento del tipo de cambio con relación al dólar de los Estados Unidos de América.

Todos estos efectos, además, se verán incrementados ante ciertas medidas (necesarias) que busquen contener el episodio, tales como retrasar el inicio del año escolar (medida ya adoptada) o reducir los servicios públicos.

Ahora bien, no es que estos efectos sean algo novedoso para los gobiernos. Existen diversos estudios que apuntaban ya el impacto de diversas pandemias y que, de una manera u otra, podrían ser extrapolados al escenario actual, entre otros:

(i) Se ha examinado el impacto de la pandemia del virus H1N1 respecto de los días perdidos por bajas por enfermedad en Chile (alrededor de US$ 16 millones).

(ii) Se estudió el impacto de dicho mismo virus en el sector turismo en México (pérdidas de alrededor de US$ 2.8 miles de millones).

Es por ello que resulta sumamente importante atender, en primer lugar, la urgencia médica. Para ello, la respuesta del Estado ante cualquier brote de una enfermedad debe tomar en cuenta, entre otros, los siguientes aspectos:

(i) Prevención.

(ii) Detección.

(iii) Respuesta.

(iv) Otros posibles efectos.

Sin embargo, también debe atenderse los efectos de dicho escenario en la economía (para efectos de atenuar los efectos negativos de la pandemia en nuestra economía, se entiende), para lo cual debe, entre otros medidas:

(i) Aplicarse una política fiscal expansiva, buscando mayor inversión pública sobre todo en los sectores más afectados: salud y transporte. Todos ellos, de hecho, sectores con un déficit inmenso de infraestructura, además.

(ii) Reducción de la tasa de interés de referencia por parte del Banco Central de Reserva del Perú, a fin de incentivar el gasto privado (consumo).

Estas medidas, generarán, al fin y al cabo, que una enfermedad o pandemia no incremente su índice de infección, su índice de mortalidad y, a su vez, que no disminuya aún más nuestra productividad, así como nuestra economía.

Sin perjuicio de lo antes comentado, debemos resaltar que el primer paso es contener rápida y lo más eficazmente cualquier brote de la enfermedad. Más aún, cuando ya el director general de la “World Health Organization” (WHO) ha declarado a la misma como una pandemia.

En este sentido, es sumamente importante que los esfuerzos del gobierno se concentren en la infraestructura del sector salud (que, incidentalmente, apoyaría las medidas de una política fiscal expansiva) puesto que este rápidamente podría verse desbordado; así como en concientizar a la población sobre las medidas de prevención.

Todo ello, a su vez, y como hemos comentado debe realizarse también en aras de impedir una, aún, lejana recesión causada por la pandemia. Pero, para ello, y adicionalmente a las medidas que debe implementar el Gobierno, debemos concientizar a la población sobre el real efecto de la enfermedad (hasta la fecha con una tasa de mortalidad relativamente baja).

Para estos efectos, es imprescindible también una prensa responsable. Ello dado que el miedo genera caos, y con ello fuertes efectos en la economía, teniendo consecuencias directas en las bolsas de valores, y hasta agravando una potencial recesión (mientras el miedo crece, la población deja de acudir cada vez más a consumir; ello generaría que las empresas dejen de ganar dinero y deban despedir gente; causando un círculo vicioso).

Así todos los actores en este país, debemos actuar en la misma dirección (gobierno, prensa, población en general). Porque es imprescindible tener una respuesta al problema, y no simplemente replegarnos ante el mismo.

Después de todo, siempre, debemos demostrar que esta casa no será tomada.

 

* MBA – Maastricht School of Management -Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú.