Anemia y rectoría

Lecciones para generar una tendencia y avanzar en otros campos

12/03/2020

Por Arturo Granados

La anemia ha bajado 3.4 puntos porcentuales el 2019 luego de 4 años en que parecía irreductible. Una buena noticia para la sociedad peruana, producto de un esfuerzo público destacable. Hemos pasado de 43,5% a 40,1% de niños y niñas de entre 6 a 36 meses con anemia. El resultado es claro y generalizable a casi todos los territorios departamentales del país, excepto en Puno y Cusco. Destacan las regiones de Pasco y Amazonas donde la reducción ha sido de más de 8 puntos porcentuales, seguidas por San Martín, Ica, Lima Metropolitana, Áncash y Apurímac cuya diferencia son 5 puntos de mejora. El mérito del esfuerzo público es muy significativo, sobre todo por ser un año de inicio de las gestiones regionales y municipales donde la regla es que el desempeño decrece.

Las cifras muestran que los resultados son mejores en las zonas urbanas con 4 puntos porcentuales de reducción, mientras que en las zonas rurales es apenas 1 punto. Otro aspecto de importancia muestra que la anemia en menores entre 6 y 11 meses sigue siendo la más alta (59%) y que prácticamente no se ha reducido, por lo que constituye un desafío mayor.

Es de vital importancia conocer cuál es la evaluación rápida y objetiva que responda a ¿qué ha funcionado?, ¿en qué magnitud se debe continuar? y ¿qué debe reforzarse? La cuestión es asegurar una tendencia de reducción y no un hipo. Si logramos continuar con la reducción el 2020 estaríamos frente a un legado de gobierno.

La revisión de los datos disponibles parece indicar que los logros están fundamentalmente en el incremento de las coberturas de intervenciones efectivas de salud en menores de 36 meses.  Primero, la cobertura de suplementación de hierro se incrementó en 3,2 puntos porcentuales; el control de crecimiento subió en 2,8. Las visitas domiciliarias en hogares de menores de 5 meses se incrementaron en 43 puntos y el porcentaje de padres y cuidadores que asistieron a sesiones demostrativas paso de 18 a 44.5%. Los especialistas coinciden acerca de la importancia del trabajo comunitario y las visitas domiciliarias como una clave del resultado, mientras que el aporte de la cobertura de acceso a agua y saneamiento no parece haber tenido contribución en un año donde se dejaron de absorber casi 3 mil millones (57% de ejecución).

Viendo los aspectos de orden gubernamental podemos decir que la clave ha sido la combinación de prioridad política, política pública fuerte y financiamiento. En este sentido, llama la atención que en el presupuesto 2020 exista una reducción de 350 millones del Programa Articulado Nutricional, y que las inversiones de agua y saneamiento se hayan reducido en casi 1,800 millones, con lo que se estaría mostrando una expectativa a la baja en esta crucial intervención. ¿Es posible que haya alguna explicación razonable? Por eso necesitamos conocer la evaluación del trabajo 2019. Y necesitamos conocer si se está evaluando una acción política disruptiva como la fortificación del arroz con hierro para asegurar su ingesta a través de la dieta nacional, alta en consumo de este cereal, como está promoviendo el Centro Nacional de Alimentación y Nutrición lo que sería una medida de impacto.

Alerta: si las visitas domiciliarias han demostrado su efectividad gracias a 50 millones de soles, inyectados a través del Programa de Incentivos Municipales para un grupo de familias, mantener esa misma cifra el 2020 sólo nos permitiría mantener el 40.1% de anemia, no reducirla más. Lo que corresponde como medida de política es ampliar los distritos que reciben visitas domiciliarias y asegurar la calidad de las intervenciones, para lo cual el Minsa necesita recursos que este año no se le han asignado para este seguimiento (¡!) a diferencia del 2019 que tuvo 8 millones para esta dedicación. Así no podrá empujar a los operadores para que hagan mejor su trabajo.

La tríada prioridad política, política fuerte y financiamiento demuestra que el rol del gobierno nacional como impulsor de prioridades de política en un país descentralizado es fundamental, si tiene claro lo que debe hacerse, dónde y si orienta el financiamiento. Que 23 gobiernos regionales hayan conseguido, en alianza con el gobierno nacional, la reducción de la anemia en un año de transición gubernamental es un dato relevante sobre el papel del gobierno nacional en el desempeño subnacional, sin ingresar a aventurismos de suplantación de las funciones gubernamentales descentralizadas.

¿Cuáles son las implicancias hacia el futuro y en otras prioridades de política o reformas? ¿Qué pasaría, en mi ejemplo favorito, si la autoridad sanitaria nacional promoviera la estrategia de salud familiar y comunitaria como la puerta de entrada de la puerta de entrada al sistema público de salud en lugar de mirar de lejos las experiencias regionales que pugnan por innovar implementando soluciones que se han demostrado que funcionan en el mundo? ¿Qué pasaría si el Gobierno Regional de Huánuco recibiera el influjo del ente rector para ampliar su experiencia de salud familiar y comunitaria que está implementando en base a la reestructuración de su propio presupuesto, superando las fuertes inercias públicas?

Lograr la tendencia de reducción de la anemia el 2020 requerirá un esfuerzo mayor al del 2019, fortaleza rectora y financiamiento suficiente. Asegurar un legado gubernamental es trascendente por sus beneficios sociales, y su valor político de reconocimiento sirve para animar a los políticos nacionales y regionales a tomar decisiones y sostenerlas en la implementación. Si sube, digo, es un decir, si sube la anemia el 2020 podremos echarle la culpa al coronavirus por su impacto global en el sistema de salud, pero no hagamos eso, hagamos el trabajo que debemos realizar.