Menos que cero

18/07/2020

Por Juan Manuel Robles

Decir que el más importante indicador económico es el COVID19 ya no pareciera algo tan alejado de la realidad. Así, por ejemplo, de acuerdo con diversos estudios al respecto[1], los principales efectos del COVID19 en la economía se reflejarían en los siguientes aspectos:

(i) Producción

(ii) Cadena de suministro

(iii) Mercados financieros

Siguiendo esta línea, veamos los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el día 15 de julio de 2020:

(i) PBI: En el primer trimestre del 2020, el Producto Bruto Interno (PBI) se contrajo en 3.4%.

(ii) Producción nacional: En mayo de 2020, la producción nacional decreció en 32.75%, en comparación con mayo de 2019.

(iii) Empleo: En el trimestre abril-mayo-junio de este año, la población ocupada de Lima Metropolitana disminuyó en 55,1% (2 millones 699 mil 100 personas) en comparación a similar trimestre del 2019.

Como puede observarse, salvo por los mercados financieros (cuyos efectos aún no se generan en toda su plenitud), los resultados del COVID19 en la economía son innegables. Sobre todo, en el sector producción (el cual, claramente, incide en el empleo).

Al respecto, los cinco sectores más afectados (comparando los meses de mayo de 2020 y de 2019) son:

Asimismo, debemos recordar que de los cinco sectores citados, el peso de cada uno de ellos en el PBI es el siguiente:

En este sentido, atendiendo a la importancia que tiene el sector “Comercio” en nuestra producción, así como a que este tiene uno de los mayores decrecimientos en nuestra economía es preciso analizar el mismo, a fin de brindarle ciertas alternativas para mejorar su situación.

En primer lugar, un elemento importante a explotar es el comercio virtual. En estos momentos, el poder de despachar desde internet es la salvación. Así, teniendo en cuenta ello, se deben implementar marcos legales que agilicen el establecimiento de todas las herramientas legales (constitución de empresa, trámites) en formatos digitales que fomenten justamente este aspecto.

En segundo lugar, debemos recordar que, en muchos casos, el comercio finalmente se encarga de vender bienes materiales por lo que es esencial observar el sector manufactura.

Sobre este particular, es claro para todos que la manufactura a nivel mundial se produce en forma segmentada. De hecho, muchos eslabones de la cadena productiva se encuentran localizados en diversas partes del mundo.

Sin embargo, a pesar de todas las ventajas que anteriormente pudo tener este esquema, la vulnerabilidad de esta forma de producción queda en evidencia en la situación actual. Las cadenas globales de valor han sido diseñadas como si todo funcionara como un reloj: tiempo de producción, tiempo de transporte, tiempo de distribución, etcétera, todo ello para reducir costos. Era la época del “Just in time”. Mucha eficiencia, pero poca adaptabilidad.

De acuerdo con ello, la modernización del sector manufactura, deberá ser prevista también por nuestra economía; lo cual podrá generar que muchas de ellas (las más grandes) puedan concentrar las cadenas de producción. Así, es importante que nuestro país pueda constituirse como un importante socio o, incluso, un “hub” de producción.

En este sentido, y volviendo al punto anterior, es imprescindible que las herramientas legales se encuentren elaborándose para poder permitir ello.

Así, iniciativas como el Sistema Nacional de Transformación Digital (creado mediante Decreto de Urgencia N° 6-2020) y el capítulo de “Desarrollo de capacidades para la innovación, adaptación y transferencias de mejoras tecnológicas”, incluido en el Plan de Competitividad y Producción Nacional; deben no sólo seguir siendo implementadas, sino mejoradas, e informadas continuamente a la población.

Para ello, y conjuntamente con una ampliación de la partida presupuestal asignada al sector salud (aspecto imprescindible), debe elevarse el gasto público en investigación y tecnología (al 2019 se invertía el 0.08% del PBI), así como evaluarse el valor agregado por componente tecnológico en más actividades productivas estratégicas para el país, entre otros aspectos.

En la novela “Menos que cero” de Bret Easton Ellis, podemos observar como la apatía y la pérdida de fe se va apoderando en el protagonista, hasta llegar a un final nihilista y en completa soledad. Es por ello que es importante, especialmente en momentos como este, que redoblemos los esfuerzos, tanto en el sector público como en el privado, para poder salir de la situación en la que estamos y en la que estaremos.

Es importante que prestemos atención a nuestros números menores que cero. Sólo así, podremos mejorar.

[1] Por ejemplo: https://www2.deloitte.com/us/en/insights/economy/covid-19/economic-impact-covid-19.html