No esperemos por el primer tren
24/01/2020
Quizás es una de las campañas políticas que menos nos han atraído en la reciente historia peruana. Si bien algunos candidatos al Congreso han intentado proponer temas interesantes, lo que ha llamado la atención son los excesos verbales de algunos candidatos y en otros casos, la pérdida de la vergüenza ante el ridículo.
¿Tenemos claridad sobre la composición del nuevo congreso? La verdad que no. La falta de interés de la población es más que evidente, a lo que se agrega un componente de caras nuevas, y la poca discusión política que se ha planteado, a pesar de los esfuerzos de algunos medios.
Sin embargo, sumaríamos a nuestra irresponsabilidad política como país, sino no nos preocupamos por el trabajo del Congreso y de sus nuevos inquilinos. No es posible que no les demos ninguna importancia porque su mandato es muy corto, porque muchos de los congresistas que ingresen tendrán un periodo de aprendizaje que va a confundir con el inicio de la campaña para el 2021 y las elecciones internas, o porque será un congreso totalmente fragmentado.
No sé ustedes, estimados lectores, pero yo me he cansado de los tiempos y las oportunidades perdidas y de creer nuevamente en la esperanza que en el Bicentenario tendremos un mejor Congreso porque como es el Bicentenario haremos bien las cosas.
En consecuencia, la pregunta de hoy día es ¿Qué es lo que debería suceder entre el lunes 27 hasta la instalación del nuevo Congreso? ¿Basta esperar los resultados de los organismos electorales para ver quiénes han ganado un curul? Lo que en buena cuenta significa como ciudadanos preguntarnos ¿Qué vamos a hacer?
Lo primero que creo que debemos hacer es Política. Y hay varias esferas que habría que contemplar. Algunas ideas, criticables, por cierto, son:
1. A partir del día lunes generar debates sobre temas de trascendencia nacional entre los partidos políticos que han logrado pasar la valla establecida por la legislación (y posiblemente incluyendo a los que no la han pasado). Y no me refiero solamente a los posibles nuevos congresistas, sino a la institucionalidad partidaria. Los medios de comunicación, las universidades, los centros de investigación, los colectivos que pretenden aportar al país, incluido por supuesto Propuesta País, deben generar espacios de participación de los partidos políticos. Las ventajas son muchas, especialmente la construcción de una forma distinta de hacer política, de resolver nuestras diferencias e involucrar a la ciudadanía.
2. Utilicemos el uso de la tecnología para que en foros especiales se discutan temas trascendentales como, por ejemplo, el uso de tecnología para resolver varios de los problemas que nos aquejan, el futuro del trabajo, como contribuimos a la mejora de la justicia en el Perú, nuestra matriz energética, la reforma política, y un largo etc.
3. Algo más complicado, pero factible, podría ser el inicio de un diálogo entre el Gobierno y los Gobiernos Regionales con los partidos representados en el Congreso. Un diálogo sobre la base de información que pueda contribuir, por lo menos a la generación de una agenda, y ojalá fuera – es cierto la esperanza nunca se pierde – a acuerdos políticos que contribuyan a avanzar como país. Ciertamente, esto necesita mucha entereza política de todos los involucrados.
4. Enfocar nuestros esfuerzos como ciudadanos a ponernos de acuerdo, a través de los instrumentos virtuales de cuáles son las cinco leyes importantes que el nuevo Congreso debe necesariamente aprobar. Y exigir que se debatan las mismas con participación de los ciudadanos.
Ojalá que seamos los suficientemente responsables para iniciar estas u otras mejores propuestas y no nos sentemos en un banco en el andén esperando que llegue el primer tren del siguiente bicentenario.