Luces y sombras de la política de salud 2019

Una apretada síntesis de un año crucial lleno de interrogantes

01/01/2020

Por Arturo Granados

Un balance rápido de la política general de salud, a vista de sus resultados visibles, muestra que el 2019 ha tenido sus avances y limitaciones, además de significativas dudas sobre el futuro inmediato.

Luces

1. El Decreto de Urgencia (DU) de Cobertura Universal de Salud. El DU no es autoaplicativo, requiere una estrategia y hoja de ruta que trascienda el fatuo argumento de “la carga se arregla en el camino” o “siempre ha sido así, primero el derecho y después vemos” porque, además, no fue así en el gobierno del García ni en el de Humala. La Ley Marco de Aseguramiento Universal del 2009, en la que se basa este salto para lograr acceso de toda la población, tuvo un plan de implementación gradual pactado sectorial e intergubernamentalmente. Y el 2013 un conjunto de decretos legislativos dio claridad normativa, estrategia y recursos para la expansión de la cobertura poblacional y la ampliación de la oferta. Ver la historia ayuda a ejercer la rectoría. Aquí hay mucha arquitectura e ingeniería que diseñar con inteligencia e implementar con mucho sudor. Ministra, no se adormezca con argumentos tranquilizadores o paralogismos.

2. El Libro Blanco de EsSalud. Una apuesta clara y estratégica para la modernización de la seguridad social. Incluye la separación de funciones de aseguramiento/financiamiento de las de prestación, plantea la sostenibilidad financiera y adecuaciones al modelo prestacional para enfrentar enormes desafíos sanitarios. El 2020 esperamos ver su franca implementación.

3. Consolidación de la reforma de salud mental. “La reforma de los servicios de salud mental de base comunitaria en el Perú es viable y sostenible” y ha demostrado ser más eficiente y eficaz “que los hospitales psiquiátricos, contribuyendo a la ampliación del acceso a los servicios de salud mental, distribuyendo más equitativamente la oferta de servicios e involucrando a las ciudadanos y comunidades en el cuidado de la salud mental”[1]. Ya el 2018 la producción de los CSMC muestra que éstos tienen “un número equivalente en atenciones (244 mil vs. 246 mil) y atendidos (46 mil vs. 48 mil) que el conjunto de los tres hospitales psiquiátricos, pero con el 11% de financiamiento y el 43% de psiquiatras”[2]. Este año tenemos 48 nuevos Centros de Salud Mental Comunitaria (CSMC) con lo que llegamos a 151 funcionando.

4. El DU de Medicamentos que busca modernizar el proceso de abastecimiento público. Para medicamentos se asigna menos de lo que se necesita, se ejecuta menos de lo asignado, se distribuye mal y los resultados son desabastecimiento, sobre stock y pérdidas millonarias, y un enorme gasto de bolsillo de los asegurados en farmacias privadas. Lo sustantivo del DU es la promesa de un operador logístico para el sector público, y no la venta de medicamentos genéricos en farmacias privadas, pero aún existe el riesgo de poner a CENARES como operador directo y no como conductor.

5. Se confirma la tendencia a la baja de la mortalidad materna. El 2019 se registró un descenso de 18% y 20% respecto al 2018 y 2017, respectivamente. La cifra más baja en 20 años. Respecto a la malaria se ha tenido la mitad de los casos del 2018, gracias a un esquema de diagnóstico y tratamiento con un fuerte abordaje comunitario, bajo el Plan Malaria 0. Habrá que analizar este ejemplo para ver su extrapolación.

6. La implementación de la ley de Alimentación Saludable con el etiquetado de advertencia sobre exceso de azúcares, sal y grasas saturadas en los alimentos industrializados. Esta medida, largamente esperada, necesitará un monitoreo permanente y evaluaciones que nos permita conocer su eficacia e identificar los ajustes necesarios.

7. La certificación ISO Antisoborno del Seguro Integral de Salud por parte de World Compliance Association. Este especifica “las medidas que la organización debe adoptar para evitar prácticas de soborno, ya sean de tipo directo o indirecto, por parte de su personal o socios de negocios”[3]. En un modelo de aseguramiento, la confianza en el asegurador público es una condición esencial para tener el sistema funcionando.

Sombras

1. La pobre ejecución presupuestal de salud en los tres niveles de gobierno. Al 30 de diciembre[4]: 3300 millones sin ejecutarse. En inversiones 1300 millones sin ejecutarse, equivalente a un 51% de lo disponible. De éstos 225 son del Gobierno Nacional, lo que indica que su ejecución bordea el 49%. Los gobiernos regionales no ejecutarán casi de 1000 millones. En medicamentos se devolverán cerca de 200 millones y 180 en insumos médicos. El problema parece ser estructural. La variable autoridades regionales nuevas no es una explicación comprensiva, dado que los problemas de ejecución se dan, también, en el nivel nacional. Es necesario realizar una evaluación seria del problema, apartada de un modelo de explicaciones, excusas e inculpaciones superficiales, para encontrar las raíces e identificar las medidas a adoptar, entre las que con seguridad estará un shock de gerencia pública en salud.

2. El problema de las capacidades de gestión y alta rotación de directivos en los tres niveles de gobierno.

3. La promesa de las redes integradas de salud, enfocadas en la atención primaria, sigue pendiente.

4. La conversión del SIS en un asegurador público no termina de entrar a la agenda. Los esfuerzos anunciados vinculados a la cobertura universal de salud se centran en la revisión de los planes de beneficios, pero nada sobre la arquitectura institucional y financiera que la hará posible y sostenible.

5. El cierre de la política de inversiones en salud y fin de la modulación del MINSA a las regiones respecto a la expansión de la oferta. Equivocadamente el Gobierno Nacional cree que poner el financiamiento de inversiones en el Presupuesto Anual de Apertura de los gobiernos regionales es fortalecer la descentralización. 1000 millones dormidos en los subnacionales no son un buen número, por donde se mire. Y la forma en la que se invertirá en el futuro será una peor noticia si no hay política de inversiones en salud y rectoría nacional, la misma que es una ilusión sin modulación del financiamiento.

Lo digo aquí y ante la comunidad: Ministra de Salud, necesitamos su liderazgo para conducir la implementación de la cobertura universal, y eso empieza por una presentación clara y expresa sobre los objetivos y la hoja de ruta. Empecemos bien el 2020.

[1] Implementación, resultados iniciales y sostenibilidad de la reforma de servicios de salud mental en el Perú, 2013-2018. Humberto Castillo-Martell & Yuri Cutipé-Cárdenas. https://www.scielosp.org/pdf/rpmesp/2019.v36n2/326-333/es

[2] Ibidem.

[3] http://www.intedya.com/internacional/fichasproducto/Presentacion_-iso-37001-sistema-de-gestion-antisoborno.pdf

[4] Consulta amigable, 10:30 p.m.