A propósito de la crisis político-social en Chile: ¿Es la polarización un signo de nuestro tiempo?

23/10/2019

Por Jesús Vidalón

La situación de Chile demanda una reacción madura y reflexiva de la clase política y de la sociedad.  Las medidas forzadas y tardías de Piñera parecen insuficientes y parte importante de la población exige su renuncia.  Más allá de cuál sea el desenlace, se requiere un nuevo pacto social, pero el país está dividido en partes con lecturas de la realidad divergentes y visiones de país mutuamente excluyentes.  Y esto dificulta cualquier tipo de acuerdo y profundiza la inestabilidad política y social.

Pero esto no solo pasa en Chile.  Parece ser un signo de nuestro tiempo… ¿Qué es la polarización? ¿Cuáles sus efectos? ¿Es posible detenerla o revertirla?

 

Polarización en Chile

La polarización puede entenderse como el proceso por el cual los actores políticos o las preferencias individuales se van concentrando en zonas opuestas.  Las personas se mueven hacia posiciones extremas y se forman grupos con preferencias opuestas e incompatibles.

Lindh y otros (2019) [1] mostraron en un riguroso estudio reciente en Chile:

  1. i) una creciente polarización política entre los ciudadanos, que ya es superior a la de los 90´, en los que todavía existía impacto de la figura de Pinochet. Se inició como una adherencia u oposición a los gobiernos de turno, y se profundizó con un proceso de cohesión interna y un profundo distanciamiento del grupo opositor.
  2. ii) una fuerte polarización ideológica entre los grupos de mayores y menores ingresos, a pesar del sostenido crecimiento económico del país.

iii) una incipiente pero creciente polarización ideológica generacional, entre la gente que vivió el golpe militar del 1973 y la que llegó a la adultez cuando ya no había influencia de Pinochet en la política.

Y hay algunos apuntes que hacer aquí.

En primer lugar, la polarización se ha hecho evidente en las reacciones de la población chilena y el enfrentamiento que hay en redes sociales.  Esta impide a unos reconocer que existe una desigualdad profunda concreta y con raíces históricas, inequidad y discriminación, y que hay que hacer algo estructural para reducirlas.  Y a otros admitir que hay anarquistas interesados en fomentar la violencia, lo que es inaceptable en un país como Chile que, como el nuestro, ya ha sufrido mucho a causa de ella.

La polarización ideológica está acompañada de una polarización económica.  Chile tiene un índice Gini de 0.47, que está sobre el promedio latinoamericano, pero además concentra el 42% del ingreso nacional en el 10% de la población, y el 25% del ingreso en el 1% de la población.  Asimismo, tiene una baja movilidad social: si naces perteneciendo al 10% más pobre, es muy altamente probable que no salgas de esa condición.

En tercer lugar, el análisis de la polarización ideológica generacional, que ha dado resultados interesantes en el estudio referido, reporta principalmente polarización entre la población nacida hasta el año 1955 y la nacida entre los años 56 y 80.   Tal vez la metodología (que usa actores políticos como referentes) no ha podido captar en toda su dimensión la forma de pensar de los milennial y centennial, que con características distintivas, demandan cambios, exigen sus derechos, combaten la inequidad y la corrupción, convirtiéndose en un grupo decisivo dentro de la sociedad.

 

Efectos de la polarización ideológica

El primer efecto de la polarización ideológica es su propia retroalimentación y el tránsito hacia la pérdida gradual de objetividad.  El segundo es la estigmatización y luego la desaparición de los moderados.  El tercero, y el más importante, es que con actores políticos y población polarizados, alcanzar algún pacto social, y sobre todo, que éste no sea frágil y que pueda sostenerse un tiempo razonable, es muy difícil.

Para no terminar mal, las crisis profundas requieren diálogo y nuevos compromisos.  Es tarea de los dirigentes políticos, de todas las tendencias, asumir liderazgo y posiciones responsables. Chile tiene un reto.  Asumir que hay cambios profundos de corto y largo plazo que realizar en las políticas públicas para revertir la desigualdad y la discriminación.  Y generar un escenario de estabilidad para que se concreten.

Pero no solo Chile está polarizado.  También Colombia, Brasil, Estados Unidos, ahora Bolivia y por supuesto, aunque en menor grado, el Perú.  La polarización parece ser un signo de nuestro tiempo.  Necesitamos líderes responsables, estadistas.  Pero también, a nivel personal, podemos hacer algo al respecto.  Intentar, nuevamente, entender la posición del otro…

[1] “La fragilidad de los consensos. Polarización ideológica en el Chile post Pinochet”. Lindh, J.; Fábrega, J.; González, J.   Revista de Ciencia Política, Santiago. 2019.