Vizcarrita, ¿a quién se le puede pedir más un legado en descentralización?
07/10/2019
“Yo vengo de una región, yo he sido presidente regional. Y creo fehacientemente que el desarrollo nacional tiene que darse desde sus bases, respondiendo a las necesidades, demandas y aspiraciones de los peruanos de todo el país. Por ello, la descentralización ha sido, es y seguirá siendo nuestro sello de Gobierno”.
Martín Vizcarra, Discurso de 28 de Julio de 2019.
El 2021, más allá de la retórica, de las memorias de gestión de papel lustroso y lindas fotos a colores, ¿es posible esperar un legado en descentralización del Gobierno de Vizcarra? Podemos pensar que un Presidente de Gobierno Nacional que procede de una región y de una experiencia de gobernador regional sería más proclive a dejar una herencia política para fortalecer la descentralización. ¿Es posible en los 19 meses que le quedan por delante?
Me inclino a pensar que es posible un paquete mínimo de políticas, susceptibles de madurar, porque hay condiciones para lograrlo: (i) La implementación de la ley de Mancomunidad Regional a través de la definición, financiamiento e inicio de ejecución de una cartera de proyectos o programas de desarrollo macro regional; (ii) La implementación de un modelo de desarrollo territorial regional con la creación y puesta en funcionamiento de las Agencias Regionales de Desarrollo en los Gobiernos Regionales para la concertación de inversiones productivas privadas que junten la demanda nacional e internacional de productos con la oferta productiva de regiones específicas; y (iii) Una política de conformación y funcionamiento de un Cuerpo Directivo Profesional para salud y educación en las regiones y Lima, mediante un acuerdo tripartido de rango de ley entre el Gobierno Nacional (MINSA, MINEDU y SERVIR) y los Gobiernos Regionales para tener gestores que hagan posible la implementación de las prioridades de política y la prestación de servicios. Para lograrlo se requiere visión clara, foco en el resultado, estrategia sostenida y operadores.
Este artículo se detiene en el primer punto. La Ley N° 29768 de Mancomunidades Regionales se promulgó durante el gobierno de García. Se reglamentó en el gobierno de Humala. Y se modificó en el actual gobierno de Vizcarra para superar “la falta de regulación del financiamiento directo a las mancomunidades desde el gobierno central, el lento proceso de adscripción a los sistemas administrativos del Estado, la falta de incentivos atractivos y el débil compromiso de las entidades que integran las mancomunidades” [1].
Así suele durar la maduración de las políticas públicas. El Gobierno puede avanzar acordando con una o dos mancomunidades existentes una cartera de proyectos/programas o servicios de alcance macroregional, apoyarla en la formulación de los estudios y expedientes, financiarla y acompañar el inicio de su ejecución. De manera particular, la Mancomunidad Macro Región Nor Oriente tiene grandes potencialidades para “proyectos” productivos y servicios sociales que beneficien a 9 millones de peruanos.
A manera de ejemplo, podemos señalar iniciativas para terminar las grandes irrigaciones potenciando la creación de empleo, y un ambicioso plan para cerrar las brechas de carreteras, puertos y aeropuertos que necesitan los productores y los operadores de servicios para el despegue del norte. En el campo social, podemos referir su propuesta de expansión de la oferta de servicios especializados de salud de alta complejidad ordenándola racionalmente, colocando estos servicios en el espacio geográfico más pertinente, evitando la competencia y duplicidad en estas regiones, atender donde se necesita y descongestionar los hospitales e institutos nacionales que funcionan en Lima. Asimismo, es posible y necesario desarrollar una iniciativa macro regional de la logística pública para mejorar el abastecimiento de medicamentos e insumos médicos y material educativo para 2,997 establecimientos públicos de salud y 37,237 escuelas, respectivamente, con la participación de un operador especializado privado, evitando la fragmentación, la duplicidad de esfuerzos logísticos y avanzando en el acceso efectivo.
Las mancomunidades regionales son un excelente aliado para lograr los objetivos del Plan Nacional de Competitividad, sobre todo para “dotar al país de infraestructura económica y social de calidad, generar el desarrollo de las capacidades para la innovación, adopción y transferencia de mejoras tecnológicas, impulsar mecanismos de financiamiento local y externo, crear las condiciones para un mercado laboral dinámico y competitivo para la generación de empleo digno [2].
Un legado no es un discurso, un documento de miles de palabras e imágenes, ni una convicción ciega en el esfuerzo y en la propia narrativa del trabajo realizado. Es algo que los herederos reconocen por su concreción y que perdura en el tiempo. Y que, en este caso, construye confianza en la mala de la película que suele ser la descentralización, sobre todo en quienes no han podido penetrar en sus honduras y comprender el enorme impacto que ésta tiene en la vida política, económica y social de nuestro joven país.
—
[1] Informe anual de descentralización 2018. Presidencia del Consejo de Ministros.
[2] Objetivos prioritarios del Plan Nacional de Competitividad 2019-2030.